Con la inversión pública no bastará para levantar la debilitada economía regional post pandemia. De hecho, el gran desafío del próximo gobernador regional y del futuro delegado presidencial será lograr una mejor interacción y complementariedad entre los actores públicos y privados, ya que es el único camino que permitirá crear alternativas de inversión y crecimiento económico, nivelando para arriba un desempeño que es bastante mediocre.
Y si bien se podría atribuir al centralismo que opera por igual a nivel público y privado, existen otros factores que son endógenos y que contribuyen de modo decisivo, como un tejido empresarial cómodo y poco emprendedor, la baja internacionalización de la pyme, la alta dependencia de los subsidios que aporta el Estado y un inadecuado sistema de ordenamiento territorial.
Se requiere, en consecuencia, superar tales factores y a diferencia de otras épocas, esta vez sí existen las atribuciones para la zonificación territorial y una visión estratégica de lo que la Región se propone ser los próximos 20 años, que asume -al menos en teoría- las asimetrías, características y potencialidades propias de los diferentes territorios.
Desde esa perspectiva, será misión de los diferentes niveles de gobernanza que tendrá la Región -y de los municipios y sus autoridades recientemente electas- interactuar con los demás actores estratégicos, promoviendo la construcción de espacios territoriales competitivos que favorezcan el desarrollo a largo plazo. En esa dirección -que de manera incipiente se aprecia en algunas comunas como Chillán Viejo, Pinto y San Nicolás- los gobiernos locales han facilitado a las empresas el acceso a una serie de servicios e insumos que fortalecen su posición en los mercados, mejorando su productividad y competitividad.
El sector privado puede contribuir no solo con capital, sino también con conocimiento especializado, información o habilidades, mientras que el Gobierno en sus versiones regional, provincial y local, debe asegurar la zonificación y permisos para garantizar que los proyectos de inversión se lleven a cabo de forma sustentable, respetando el medioambiente y a las comunidades, por pequeñas que sean.
Es importante destacar que para implementar una política de atracción de inversiones como la que Ñuble necesita, se requiere mucho más que recursos naturales de alto valor. En tal sentido, la inteligencia, preparación y capacidad de gestión de las futuras autoridades será clave para alcanzar este objetivo de sinergia público-privada.
En definitiva, la atracción de inversiones y la posibilidad que éstas incidan positivamente en nuestra dañada economía es una oportunidad real, siempre y cuando exista una visión estratégica y autoridades y funcionarios competentes en diferentes ámbitos de la estructura regional.