La enorme variabilidad que mostraron los reportes de contagios confirmados esta semana en Ñuble puede conducir a confusión e interpretaciones erróneas sobre el comportamiento de la pandemia y, por lo mismo, a generar en la ciudadanía sentimientos tan opuestos como pánico o relajo ante las medidas para contener su propagación.
Miércoles y jueves, por ejemplo, solo hubo 3 y 6 casos confirmados, lo que pudo ser leído como un descenso en la velocidad de contagios, si se considera que lunes y martes la autoridad notificó 17 y 24 contagios. De hecho fue el propio ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien en un arrebato de optimismo alentó esa errada deducción.
Sin embargo, no se trataba de una positiva tendencia, sino simplemente una consecuencia del cuello de botella que existe en la detección y notificación que estaban radicadas en el hospital Guillermo Grant Benavente de Concepción, pero que desde el jueves se realizan en el hospital de Chillán.
Lo concreto es que ayer volvimos a nuestra pesada realidad, pues fueron 30 los casos informados, la cifra diaria más alta desde que el virus llegó a la zona, totalizando 144 personas que representan 8,9% de los contagios a nivel nacional.
Y si bien Ñuble es la segunda región con más portadores de la enfermedad a nivel nacional, después de la Metropolitana que tiene 938 casos, no es lo único que debe preocuparnos, pues como bien ha advertido la experta en salud pública de la UdeC, Marta Werner, la tasa de riesgo de contraer el Covid-19 es muy alta, sobretodo en Chillán que es la comuna con mayor riesgo de transmisión en el país. De hecho, la misma profesional alerta sobre lo difícil que aquí será aplanar la curva, concepto que alude a un gráfico publicado por primera vez en la revista médica británica The Lancet. Allí, la curva del progreso de la enfermedad mostraba, en febrero, un rápido aumento de las infecciones, por lo que los expertos concluyeron que solo su aplanamiento permitiría distribuir en el tiempo el número de casos nuevos, evitando el colapso de los centros hospitalarios como ha ocurrido en Italia y España, que ayer alcanzaron un récord de muertos por la pandemia.
Es por eso que tanto hemos insistido en la importancia de promover el distanciamiento social e incluso imponer un confinamiento a la ciudad para frenar la propagación.
Es indudable que el manejo de la crisis sanitaria por el coronavirus supone también una problemática cultural y social, donde las conductas colectivas -para bien o mal- condicionarán nuestra capacidad para contener la enfermedad y evitar la muerte de personas mayores y adultos con patologías previas, que son los grupos de mayor riesgo.
Hoy los chillanejos nos encontramos ante el mayor desafío sanitario y social de nuestra historia: ser solidarios y eficientes en el combate común de esta pandemia.