Señor Director:
En las últimas décadas se han intentado compensar algunas diferencias naturales y eliminar prejuicios con programas de discriminación positiva que pueden tomar la forma de dar preferencia a grupos minoritarios.
A pesar de las buenas intenciones que susciten políticas como cuotas o escaños reservados, esta perspectiva no es compatible con una sociedad libre. Si bien puede ayudar a romper prejuicios y a promover la libertad, favorece a grupos particulares en lugar de tratar a todos los ciudadanos por igual. Algunas personas argumentan a favor de un trato preferencial para compensar la pasada discriminación negativa sufrida por minorías.
Pero la discriminación positiva a favor de algunas personas hoy no rectifica la injusticia cometida contra otros que fueran perjudicados en el pasado. Una política de este tipo bien podría ser vista como injusta para la mayoría, la cual deberá alcanzar estándares más altos para acceder a las mismas oportunidades de educación o trabajo.
La minoría podría llegar a ser vista como una nueva clase privilegiada, produciéndose una reacción de resentimiento, o incluso de violencia, contra la política y las minorías que se benefician de ella. Lo cual no solo afectaría la amistad cívica sino también a los principios fundamentales de un país democrático.
Martín Durán F.
FPP Concepción.