Señor Director:
En los últimos años, Chile ha visto un avance progresivo de los índices de inseguridad pública, de la mano de la delincuencia. Lamentablemente, la pregunta que surge es ¿qué impacto produce -además de los evidentes-, la falta de seguridad en las ciudades y qué experiencias existen para prevenirla o resolverla? En simple, si entendemos la ciudad como la materialización de la sociedad que alberga, con sus atributos y vicios, se trata de una privatización forzosa del espacio público por parte de la delincuencia, lo que genera desintegración social y con ello abandono y deterioro de espacios públicos, centros urbanos y edificios.
El espacio público -como señal de encuentro e intercambio- queda en manos de algunos y todos quienes no pertenezcan al grupo amenazante, son expulsados. A nivel internacional en casos como Barcelona, Nueva York y Medellín, estos fenómenos han sido resueltos a través de acciones intersectoriales amplias y complejas, que incluyen el mejoramiento del espacio construido, modernización de las policías, la activación de nuevos usos y usuarios a través de la redistribución de oportunidades, a la vez de iniciativas sociales, culturales, deportivas y laborales que fomentan la reocupación y reapropiación.
De manera evidente, una mejor infraestructura que evite los barrios-dormitorios, libere los espacios públicos inadecuadamente ocupados, mejore estándares y emplazamientos en viviendas de integración social, nuevos parques y centros cívicos en comunas que aún tienen déficit, son tareas que deben continuar desarrollándose.
La idea es que grandes obras generen identificación social y vayan resolviendo gradual pero decididamente la revalorización de lo público, en la esperanza de un futuro reencuentro y recuperación de confianzas, requisitos de una mejor sociedad y, por lo tanto, ciudades más gratas y deseables.
Alberto Texido
Arquitecto
