118 mm de precipitaciones dejó el sistema frontal en la capital regional entre el 18 y 23 de agosto. En las Termas de Chillán cayeron 400 mm de lluvia.
Más de 270 milímetros de precipitaciones en Curicó, 207 en Talca, 118 en Chillán y 86 en Concepción se registraron entre el viernes 18 y el miércoles 23 de agosto, como consecuencia del paso del reciente río atmosférico en la zona central y centro sur del país, evidenció el investigador en agroclimatología de INIA Quilamapu, Raúl Orrego.
El especialista agregó que si bien estos montos son de importancia, son altamente superados por el agua caída en la cordillera, donde en el sector Termas de Chillán se registraron en torno a los 400 milímetros de lluvia, que derritieron la nieve acumulada y provocaron importantes inundaciones producto del aumento en el caudal de los ríos. El ingeniero y doctor en recursos naturales explicó que este escenario está muy asociado a un fenómeno de reciente estudio, conocido como ríos atmosféricos.
Descritos como “grandes transportes de vapor de agua”, el meteorólogo de la Oficina Servicios Climáticos de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), Diego Campos, indicó que este vapor se distribuye de manera poco equitativa en el planeta, concentrándose en la zona ecuatorial, mientras que en las zonas polares existe muy poco. “Para llevar vapor de agua desde las zonas ecuatoriales a las zonas polares, aparecen grandes transportes en forma de filamentos, que son capaces de transportar tanta agua como un río en la tierra, comparación que les dio el nombre de ríos atmosféricos”. Añadió que la complejidad de estos ríos se produce cuando se encuentran con zonas montañosas, como la Cordillera de Los Andes, lo que provoca precipitaciones intensas y con “temperaturas más elevadas de las que estamos acostumbrados”.
El meteorólogo especificó que la mayor parte de los eventos peligrosos están asociados a un tipo particular de ríos atmosféricos, denominados zonales, que “suelen presentarse con una isoterma alta (por sobre los 3 mil metros) por lo que caen en zonas donde normalmente debiera nevar”, lo que genera el derretimiento de la nieve acumulada y un incremento brusco en los caudales, con potenciales daños asociados.
Sin embargo, Diego Campos destacó que “la mayoría de los ríos atmosféricos son beneficiosos, ya que aportan entre el 50 y 60 por ciento de la lluvia anual”, y que solo un porcentaje menor son peligrosos. De estos últimos, mencionó que se caracterizan por ser muy cálidos, casi sin contraste de temperatura (entre máxima y mínima) y sin la presencia del característico frío que sobreviene después de la lluvia. Puso como ejemplo el evento de junio, donde las lluvias alcanzaron hasta los 3 mil metros “lo que es poco usual porque a esa altitud debiera precipitar nieve”.
“Los montos de agua caída son significativos, de hecho configuran un agosto que supera, en casi toda la zona centro sur de Chile, los promedios históricos, pudiendo incluso llegar a ser uno de los agostos más lluviosos de los que se tiene registro”, recalcó el investigador de INIA Quilamapu Raúl Orrego, en espera de las precipitaciones que dejará un frente previsto para la última semana del mes.
El experto detalló que las últimas precipitaciones aproximaron bastante los montos caídos a un año normal. Mencionó que Curicó pasó de un déficit del 40 % antes del evento, a un superávit de casi un 20 %, lo que incluso se considera un año lluvioso. En Chillán, en tanto, sostuvo que el déficit de lluvias bajó de un 25 a un 10 %, mientras que en Concepción el evento no logró revertir la condición de sequía, manteniéndose un déficit en torno al 27 %.
Orrego aclaró que este año está muy asociado a la condición Niño, por lo que no es esperable que la situación de déficit de los últimos 15 años se acabe de forma definitiva, siendo altamente probable que volvamos a condición de sequía una vez que concluya la fase Niño proyectada para el otoño-invierno del 2024.