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El clero local y los colaboradores de la época del Obispado, no olvidan el paso de Celestino Aós por la Diócesis de Chillán. Su barba blanca, el traje café propio de los capuchinos, orden a la que pertenece y su carácter serio, que intimidaba incluso al exobispo Carlos Pellegrin, son los recuerdos de la hermética visita que realizó en 2013 el esperado relevo de Ricardo Ezzati en la conducción del Arzobispado de Santiago, y que asumió su cargo el domingo pasado.
Aós, psicólogo de 73 años, llegó en los años 80 a Chile desde España. Forjó su trayectoria en la justicia eclesiástica: fue juez del Tribunal del Arzobispado de Concepción, superior de la comunidad capuchina de Los Ángeles y promotor de justicia en el Tribunal Eclesiástico de Valparaíso, donde se desempeñaba hasta ser designado como obispo de Copiapó.
No solo la aceptación de la comunidad laica, quienes esperaban hace casi un año la salida de Ezzati, enmarcó su nombramiento, sino también las críticas por presunto encubrimiento mientras ejerció su cargo de promotor de justicia en Valparaíso. Aós también investigó a un sacerdote en Chillán.
Aós en Ñuble
Desde Biobío viajó a la Diócesis para investigar por conductas impropias a Luis Ricardo Montenegro, actualmente dimitido del estado clerical por abuso a menor, luego de una denuncia recibida por el Obispado el año pasado sobre hechos ocurridos en los años 80.
En 2013 el obispo emérito, Carlos Pellegrin, mantuvo en secreto la investigación sobre la denuncia anterior, los resultados de ella, y la sanción que recibió el sacerdote. El año pasado la administración de Pellegrin aseguró que se debió a que la víctima era mayor de edad, luego de ser interrogado por la prensa.
El Obispado, hoy a cargo del administrador apostólico, Sergio Pérez de Arce, confirmó la investigación y precisó que luego de la indagatoria de Aós, los hechos fueron declarados verosímiles.
“Efectivamente, Monseñor Aós realizó una investigación previa entre abril y junio de 2013, por una denuncia de actos impropios con persona adulta presentada contra sacerdote Luis Montenegro. El investigador dio por verosímiles conductas que violan la ley canónica y que no incluían ni violación ni sodomía”, explicó el Obispado.
Agregó que “como corresponde al investigador -Aós-, entregó sus conclusiones a la autoridad de la Diócesis, proponiendo restricciones y medidas respecto del sacerdote. El obispo impuso restricciones al ministerio del sacerdote: alejamiento de menores y personas vulnerables, supervisión y tratamiento psicológico”.
Aós regresó a Ñuble hace aproximadamente tres años, para a petición de Pellegrin, realizar una asesoría sobre prevención y espiritualidad al clero de Ñuble.
Las críticas
Sobre la presunta responsabilidad de Aós de que los resultados de la investigación se hayan mantenido en secreto, Sergio Pérez de Arce enfatizó que “el promotor de justicia hace los procesos, pero el que toma las decisiones es el obispo, por lo tanto si hubo algún error en las decisiones no serían de él si no más bien de la autoridad superior que recogía las investigaciones. Y segundo, él en alguna cosa se puede haber equivocado, pero todos en la Iglesia hemos aprendido a hacer mejores investigaciones y a escuchar a las víctimas”.
A diferencia de Chillán, mientras se desempeñó como promotor de justicia en Valparaíso, la investigación que realizó Aós contra cinco sacerdotes de esa Diócesis, en que las víctimas eran seminaristas, no fue declarada verosímil.
Sebastián del Río, uno de los seminaristas, sostuvo que Aós “hizo una investigación de cinco sacerdotes denunciados por abusos sexuales en menos de tres meses, que no arrojó ninguna pista de que hayan sido culpables. Años después nos enteramos que con procurador de justicia distinto, para los cinco sacerdotes las denuncias han sido encontradas verosímiles, entonces hay un halo de duda muy grande respecto a él. Esto demuestra una vez más la falta de criterio de Francisco en los nombramientos”