Señor Director:
Al final del encuentro ecuménico realizado del 28 al 31 de agosto 1989, un grupo de 67 pastoras, pastores, religiosas y sacerdotes, emitieron una extensa declaración que, en parte dice: “Pertenecemos a 13 iglesias cristianas, que trabajamos en 8 regiones, desde Antofagasta hasta Punta Arenas. Hemos escuchado el clamor de quienes han visto pisoteados sus derechos humanos fundamentales durante años; derechos conferidos por el Dios de la vida y, por eso, irrenunciables. No se pueden olvidar los fusilamientos, las ejecuciones, las muertes en presuntos enfrentamientos, las torturas, el destino de los detenidos-desaparecidos. A esto se agregan el exilio, las relegaciones y otros daños, cuyas secuelas seguirán afectando durante largo tiempo a muchas personas y familias. Decimos: los familiares de detenidos-desaparecidos, de fusilados y asesinados, no pueden seguir esperando que se les aclare la verdad y se les haga justicia. Los niños de nuestras poblaciones no pueden seguir esperando su alimento compartido en la mesa familiar. Pedimos al Señor su ayuda para escuchar de nuevo y poner en práctica su Palabra que nos dice “Elige la vida, y vivirás tú y tu descendencia (Deuteronomio 30,19)”.
Derico Cofré Catril