Anoche, dos días antes de las elecciones, como establece nuestra legislación, finalizó el plazo para efectuar propaganda, dando inicio al período denominado “veda electoral”, donde se espera que la ciudadanía procese la información recibida durante las campañas electorales y reflexione el sentido de su voto. Todo esto, en el entendido que los más de 250 candidatos y candidatas que compiten este domingo tuvieron las mismas oportunidades de difundir sus propuestas.
Lamentablemente, esa igualdad de oportunidades es apenas una aspiración que se rompe cuando el gobierno vuelca el peso de su apoyo estructural y económico en favor de los candidatos de su coalición o cuando los intereses empresariales focalizan su financiamiento en candidatos que les son útiles a sus objetivos.
La realidad es que las campañas electorales se siguen desenvolviendo en condiciones poco propicias para aquellos aspirantes que no tienen suficientes “espaldas” para afrontar gastos abultados en propaganda y poder influir de manera decisiva en los votantes.
Desde luego, sería imposible garantizar una completa igualdad de recursos para costear las campañas, pues la situación de cada candidato depende de aportes privados que no siempre son verificables, amparados por una legislación imperfecta. Pero lo que sí puede y debe evitarse es que el manejo discrecional de los resortes del poder se canalice desde el propio gobierno, en beneficio de algunos de los candidatos y candidatas.
En el caso de las autoridades que públicamente han manifestado su respaldo a los dos candidatos de la derecha, conviene advertir que esos gestos de apoyo solo son legítimos si fueron brindados en su condición de ciudadanos. En su carácter de funcionarios públicos, en cambio, lo que corresponde es que guarden una actitud de irreprochable imparcialidad.
Por el lado de los candidatos y candidatas, lo que hemos visto es un buen número de propuestas concretas e inteligentes, muchas en un lenguaje claro y directo, pero también otro número, mucho mayor, de arrebatos populistas, prometer lo que no se puede cumplir, subestimando a las personas y a su capacidad de decidir de manera informada. Por eso, el llamado es a ser capaces de distinguir entre la realidad política y la demagogia y a no dejarse seducir por medidas clientelistas, como está ocurriendo hace semanas en diferentes sectores de la Región.
La Discusión y todos los Medios de Comunicación de la Universidad de Concepción, decidieron desde 2020 en adelante no vender espacios para propaganda electoral ni cobrar por la difusión de contenidos políticos, con el objetivo de contribuir a emparejar la cancha. Nos asiste el convencimiento que todos podemos aportar para que el proceso electoral de este domingo sea, en lo posible, espejo de corrección y de responsabilidad, y el resultado de una reflexión informada que nos lleve a elegir a las personas más idóneas, capaces y honestas.
Lo que está en juego no es nada menos que el Gobierno de la Nación, y la representación que tendremos en el Poder Legislativo y en el Gobierno Regional, y debe bastar para que la sociedad ñublensina, en su conjunto, movilice sus mejores energías para que esos objetivos se cumplan.
