Se acabó el sueño. Ñublense se despidió de la Copa Chile y la ilusión de meterse en semifinales para luego aspirar a una final histórica, se estrelló con la realidad que sacude, duele y aterriza.
Los “diablos rojos” tuvieron al frente a un rival con oficio, fuerte en lo físico, en lo táctico, pragmático y efectivo, y que tiene más años en Primera y un entrenador avezado que supo maniatar al elenco chillanejo.
Quedó demostrado, una vez más, que si bien Jaime García y sus “diablos rojos” han logrado construir un sello basado en la capacidad aeróbica y la garra para ir al frente, habrá momentos en los que con esto no bastará.
Sí, ante rivales como Everton, que eliminó a la UC y que sabe manejar partidos, a Ñublense no le bastará con ese ímpetu que encanta y emociona.
También se necesita claridad futbolística, jerarquía y experiencia en puestos vitales, para tomar mejores decisiones cuando la pelota quema o el rival te toma la mano o te cierra los espacios.
García con un plantel corto, pero corajudo y con hambre, se ha ganado el respeto de los rivales y el medio, pero cada vez asoman en la ruta pedregosa de Primera, elencos de mayor peso específico y urge que este plantel se refuerce si quiere seguir siendo competitivo y no termine quemando aceite.
El nivel a la baja de algunos jugadores preocupa y de vuelta a la realidad del torneo, cuyo retorno enfrentará, otra vez a Ñublense con Everton, el próximo lunes, el entrenador tendrá que exigir refuerzos que potencien realmente al contingente rojo, que comenzará a sentir el trajín del certamen.
Y lo dejó claro en la conferencia de prensa post partido, cuando en medio de sus análisis, dijo que le hacía falta un centrodelantero que gane cabezazos y que le permita buscar con centros en ataque y que necesitaba un jugador al medio que ponga la pausa y el pase preciso sin apurarse.
Yo le agregaría un central alto para ganar juego aéreo defensivo. García no come vidrio y sabe que su plantel ha dado todo, pero la calidad de los rivales subirá y necesita recambio de jerarquía.