De los “come-guaguas” al “Jara-comunismo”

Jeannette Jara tiene un mérito indesmentible en su amplio triunfo en las Primarias de la coalición oficialista: inició el funeral del anticomunismo. Es solo el inicio, está por verse si logra llevar el cadáver a la sepultura, o si éste en el trayecto al camposanto es rescatado por quienes quieren seguir enarbolando las banderas del anticomunismo.
El anticomunismo es un producto de la Guerra Fría, cuando el mundo se dividió en dos bloques. Uno era el comunismo internacional, cuyo Vaticano estaba en Moscú. El Partido Comunista chileno es parte de la internacionalización del comunismo, cuya identidad ideológica lo define como un partido marxista-leninista.
Pero hay que ser objetivos, lo hace solo en su política internacional, porque en Chile observa una conducta irreprochablemente adicta a la democracia liberal, también definida como democracia representativa. Un dato de la causa es que durante el gobierno de la Unidad Popular, el Partido Comunista chileno observó una conducta estrictamente apegada a la Constitución y a la legalidad vigente. Esto, mientras el resto de la izquierda explicitaba su adhesión al régimen cubano y no descartaba para Chile una aventura revolucionaria.
Más tarde, en plena dictadura, cuando el PC era víctima de una despiadada política de exterminio apostó por la vía armada para derrotar a Pinochet y sus secuaces, para lo cual crea el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Después del atentado al dictador, comprendió que la vía insurreccional solo conduciría a nueva derrota y la prolongación del gobierno de facto. Entonces, rompió con el FPMR y apostó una vez más por la política y la democracia. El FPMR pasó a llamarse Frente Autónomo (autónomo del PC) y acometió acciones de carácter terrorista, como el crimen del Senador Jaime Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards. Ya estábamos en democracia y ambos hechos fueron condenados explícitamente y sin ambigüedades por el Partido Comunista.
Es cierto que sus dirigentes históricos contribuyen a mantener viva la llama del anticomunismo, cuando declaran que los regímenes venezolanos y cubanos no son dictaduras.
En los años 60 en Chile se llegó a caricaturas tan absurdas como identificar a los comunistas como los “come guaguas”. La pregona de la derecha era que si salía elegido Allende, el año 1964, enviarían las guaguas a Moscú para ser devoradas por los comunistas. Una expresión tan demoniaca como absurda y que refleja el imaginario anticomunista de aquellos años y que hoy tiene versiones más edulcoradas, como decir que porque Jannette Jara es comunista desde los 14 años, su pensamiento y convicciones no pueden experimentar cambio alguno, como si ser comunista fuera una raza, una mala raza.
En Europa, a partir de 1970, emergió el Eurocomunismo, que fue una tendencia liderada por dirigentes comunistas que cuestionaron el modelo económico y político dictatorial de la Unión Soviética y valoraron la democracia representativa. El único partido comunista en el mundo que logró sobrevivir al colapso soviético fue el chileno, gracias a que ha mantenido inalterable su participación en la democracia representativa.
Hoy, Jeannette Jara tiene una oportunidad histórica de transitar desde los “come guaguas” al “Jara-comunismo”, y darle al cadáver del anticomunismo un buen funeral.