Una jornada histórica vivió ayer Estados Unidos. Más de 40 millones de electores se sumaron a los alrededor de 60 millones que ya votaron por correo o de forma presencial.
Millones más votaron este martes en persona y el ganador entre el presidente republicano Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden se conocía durante esta madrugada hora chilena.
Pero la contienda para lograr una mayoría de 270 votos electorales, obtenidos al ganar el voto popular en cada estado, fue tan reñida que conocer al ganador podría exigir una espera hasta hoy o incluso más, y derivar en batallas legales sobre el recuento de votos.
Oficialmente, el ganador de la Casa Blanca no se decide hasta que todos los estados hayan certificado su recuento de votos que, en virtud de los retrasos en las boletas enviadas por correo, podría ser de una semana o más en algunos lugares.
Pero los resultados de la contienda son típicamente “anticipados” por los principales medios noticiosos la noche de las elecciones, según sus propias tabulaciones de los totales informados, distrito por distrito.
Ellos anuncian quién es el ganador de cada estado, y finalmente de toda la elección, cuando parece que no hay una forma matemática para que un candidato supere su desventaja y el otro tenga el camino asegurado hacia el número mágico de 270 electores.
La aplastante victoria de Ronald Reagan en 1980 fue anunciada a las 01:15 del miércoles “electoral”.
Pero en 2016, la victoria de Trump sobre Hillary Clinton solo se hizo evidente alrededor de la 06:30 del miércoles, cuando los recuentos mostraron que había ganado Pensilvania.
Aún así, Clinton solo reconoció la derrota una hora después de que Wisconsin cayera ante Trump. Y en 2000, la elección se redujo a quién ganó Florida, donde los candidatos se dividieron por unos pocos cientos de votos.
Los dos partidos lucharon legalmente durante semanas hasta que la Corte Suprema intervino y detuvo los recuentos, concediendo la elección a George W. Bush.
