Señor Directo:
La mujer ha venido conquistando presencia en el último tiempo en todas las esferas de la vida social y cultural. Ha sido el resultado de su creciente nivel de instrucción, avances tecnológicos para la vida del hogar y la crianza de los hijos, debates en el mundo intelectual y político.
En este proceso, han contribuido poderosamente diversos grupos feministas, primero fueron las que lucharon por la igualdad ante la ley, el derecho a voto, participación en cargos públicos, centros científicos, empresas, Fuerza Armadas y de Orden. Una notable contribución a la civilización y a la democracia.
Ese proceso, se ha dado también en Chile, con buenos resultados, pero también con algunas situaciones bien curiosas: el feminismo se ha confundido con el extremismo totalitario con una intolerancia y sectarismo que ha conducido a que sus voceras alcen sus voces solo cuando el agravio recae en mujeres de su mundo ideológico, o cuando más, de mujeres sin domicilio político; sin embargo, guardan silencio cuando un machito atropella a una policía y la deja sentada en una silla de ruedas o bien un delincuente asesina de un balazo a una carabinera. Ese mismo silencio se guardó en el estadillo de octubre cuando otros machitos lanzaron bombas molotov a carabineras o cuando en el Instituto Nacional otro machito joven roció de bencina a una profesora con al intención de quemarla viva. Y no digamos en la Araucanía cuando otros machitos quemaron viva a una mujer junto a su marido. Curioso silencio de un feminismo que pareciera haberse convertido más bien en el “brazo de género” de un grupo totalitario.
Alejandro Witker
Historiador