“Las alarmas comunitarias que instalaron en el sector no sirven para nada, pues hasta un gato las puede activar y si no hay quien tenga el control pueden sonar horas, generando problemas en la calidad de vida de las personas”, sostiene el dirigente de Los Volcanes 2, José Sánchez.
Remarcó que “en nuestra zona instalaron además cámaras de seguridad, las que han funcionado, pero son invalidantes para la persona encargada, pues ella debe destinar mucho de su tiempo para manejarlas, revisar el contenido y estar siempre atenta a revisar el equipo computacional asignado”.
La evaluación que realiza el dirigente no es muy satisfactoria respecto de dos programas municipales que fueron financiados con recursos provenientes de fuentes estatales y regionales y que en su momento, eran consideradas como avances importantes para la seguridad ciudadana.
La experiencia del dirigente respecto de las alarmas es categórica respecto de su falta de operatividad y los problemas anexos que aparentemente nadie previó cuando los mecanismos hicieron su debut oficial.
Tales medios y un serie de planes ideados y financiados por el municipio, tuvieron su origen en recursos provenientes desde el Ministerio del Interior, específicamente de la Subsecretaría de Prevención de Delito, que durante el 2016 comprometió cerca de $800.000.000.
Con los fondos se creó un modelo que consideró además un Consejo de Seguridad Ciudadana, conformado por diversos organismos comunales y regionales, los cuales son los encargados de definir las políticas de acción y además elabora el Plan de Seguridad Comunal bianual.
En este caso puntual, el lunes el Concejo Municipal de Chillán deberá analizar y probablemente votar la propuesta emanada desde el Consejo Comunal para el nuevo Plan 2020-2022.
En este marco, las experiencias pasadas, detalla el concejal Camilo Benavente (PPD) pueden servir para que se revisen los procesos internos y “las autoridades comunales proyecten y financien propuestas que sean realistas, eficaces y que contribuyan al objetivo propuesto, y no se transformen en un problema para dirigentes y la comunidad potencialmente beneficiada”.
Benavente precisó que esperan “que las autoridades comunales nos entreguen información que actualmente no tenemos, sobre el destino de los recursos de los primeros planes de seguridad y los que luego fueron ejecutados con fondos del Gobierno Regional, pues hay serias dudas acerca de la eficacia de las iniciativas instaladas en la ciudad”.
Proyectos
El dirigente de Los Volcanes, volviendo a las alarmas, es categórico: “Hay veces que suenan por horas. Si no está el dirigente que tiene el control no hay forma de apagarla. Eso sucede pues los sensores son antiguos y no los que se usan en la actualidad, pero si los quieren cambiar será un gasto inútil de dinero, salvo que instalen equipos modernos”.
En resumidas cuentas, relata, “tal como afirma e concejal Víctor Sepúlveda, las alarmas “han sido un problema y mucha gente las ha desconectado apenas las han instalado, por los problemas que generan”.
Las cámaras de vigilancia que también existen en el sector, y si bien registran los hechos que ocurren, su visión se reduce al entorno de las sedes vecinales y no a pasajes, calles o avenidas.
“El sistema, para el que nos capacitamos con Carabineros, requiere que la persona encargada esté preocupada de forma permanente y eso no siempre ocurre, porque muchos salen de la ciudad o simplemente no tienen tiempo para un trabajo que ni siquiera es remunerado”, sostiene Sánchez.
El dirigente agrega que tiene una visión permanente, por ejemplo de lo que pasa en una plaza ubicada en el sector, la que es usada por jóvenes para cometer incivilidades como consumir alcohol. “Inicialmente, cuando detectaba estas situaciones, llamaba a Carabineros y venían, pero ahora ni vienen”, plantea.
Temas como este los venía planteando desde hace un tiempo el concejal Víctor Sepúlveda (PC) en sesiones de concejo, donde ha llamado a las autoridades a cambiar el foco de los planes e inversiones que realizan para combatir la delincuencia a nivel comunal.
Para el edil, “las chicharras son un fiasco, pues están en mal estado, no han tenido mantención, se las dejaron a los dirigentes para que ellos las manejaran y gasten recursos propios en reacondicionarlas”.
Este tipo de estrategias, subraya Sepúlveda, “no han probado su efectividad en la ciudad y me parece que se trata de inversiones, de gastos que no fueron bien pensados y que solamente terminaron favoreciendo a los proveedores de los equipos”.
La experiencia negativa de las alarmas y cámaras de seguridad pudiera estar focalizada en un sector de la ciudad, plantea la presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Chillán, Cecilia Henríquez, quien vive en el sector Jardines de Ñuble.
En esta zona, al norte de la ciudad, destaca, “fueron instaladas alarmas que han generado efectos positivos y están en operaciones y no hemos tenido problemas desde que fueron instaladas”.
Ella, quien posee uno de los controles entregados, puede activar el mecanismo a distancia y desactivarlo sin mayores complicaciones, a diferencia de lo que ocurre en la zona oriente.
¿Qué pasa con el dron?
No obstante las aprensiones respecto de las inversiones materializadas por la municipalidad en el ámbito de la seguridad están lejos de aclararse y requieren de un estudio más profundo, precisa el concejal Jorge Vaccaro (RN).
Recalca que, por ejemplo, hasta ahora “carecemos de información respecto de lo que sucedió con un dron de vigilancia que se supone que debiera estar en operaciones en la ciudad”.
El proyecto, como lo destacó el municipio chillanejo, “tuvo un costo de 10 millones de pesos y contempla 14 sectores de la comuna”. En este caso, los fondos provinieron de la Subsecretaría de Prevención del Delito, luego de evaluar las distintas iniciativas presentadas por el Consejo Comunal de Seguridad Pública de Chillán.
Entre otras labores, el dron de seguridad “se encargaría de detectar microbasurales clandestinos, comercio ambulante ilegal, así como la ocurrencia de incivilidades y delitos. Para ello sobrevolaría la comuna a una altura de 300 metros y contaría con una autonomía de 45 minutos”.
Sin embargo, ninguno de los concejales consultados ha podido tener información certera respecto de si se han cumplido los objetivos expuestos.
En cuanto a la aplicación descargable a celulares, que sería coordinada por la Municipalidad de Chillán, permitiría que las personas reportaran por ejemplo, luminarias apagadas, microbasurales, delitos, incivilidades y diferentes problemas, los que serían recepcionados por un equipo de profesionales y técnicos que trabajarían las 24 horas, en sistemas de turnos.
Aparentemente, el municipio no ha podido desplegar toda la red interna para que la inversión realizada, de $10.000.000 tuviera el efecto esperado. Ni siquiera hubo inauguración oficial, comentan concejales.
Ex director de seguridad
Renán Cabezas fue el primer director de Seguridad de la Municipalidad de Chillán y le tocó gestionar la entrega por parte de la Subsecretaría de casi $800 millones para crear la unidad, contratar personal y formular proyectos.
Tras su renuncia al cargo para sumir nuevos desafíos personales, remarcó que las iniciativas implementadas quedaron funcionando en plenitud, tanto las alarmas, que costaron $100.000.000, como las luminarias peatonales, el dron, la compra de vehículos para Seguridad y Fiscalización, entre otras propuestas.
Cabezas advierte que cuando estuvo al frente del cargo, hubo señales de que se podrían producir problemas con las alarmas comunitarias, pues vecinos que inicialmente estaban convencidos de participar del proyecto se desmotivaron.
Este era un proyecto comunitario, donde era necesaria la coordinación de las personas y familias que formaban parte de las unidades vecinales favorecidas, las que debían hacerse cargo de los elementos entregados.
“Cuando me fui del municipio, las alarmas tenían garantía y servicio técnico y en la actualidad no sé si operarán esos servicios técnicos ni las garantías”, sostiene Cabezas.
Tanto que algunas personas que habían aceptado que les pusieran en sus casas los parlantes de las alarmas, pidieron retirarlos por los eventuales costos que les generarían en energía eléctrica.
Además, reconoce que no fueron pocas las personas que perdieron el interés en las alarmas comunitarias y se desentendieron de protocolos de uso de los controles, como alejarlos de niños, lo cual originó problemas adicionales.
En el caso de las luminarias peatonales, donde se invirtieron unos $100.000.000, recuerda que el mismo día de la instalación, varias de ellas fueron retiradas por desconocidos en algunos sectores. Se trata de focos que están a baja altura y sirven de guía a las personas durante las noches.
Plan 2020-2022
Mientras el Concejo Municipal espera conocer detalles de los proyectos de seguridad ciudadana, este lunes 21 de septiembre pasará a debate interno el Plan Comunal de Seguridad Ciudadana 2020-2022, que ya fue aprobado por el Consejo Comunal, detalló el concejal Patricio Huepe(DC).
El edil encabezó el viernes pasado una reunión de la Comisión Hacienda, en la cual se entregaron antecedentes del diagnóstico previo del plan, como antecedentes aparentemente definitivos.
Agregó que si bien se reportaron algunos cuestionamientos respecto del diagnóstico, estos habrían sido respondidos satisfactoriamente. Uno de los temas en los que debe profundizar el municipio es el de la participación comunitaria que tiene que ser más amplia,de lo que fue en esta oportunidad.
Adicionalmente, y este es un dato que recogió de parte de algunos profesionales del plan, hay que potenciar la coordinación entre entidades municipales, pues algunas no entregaron toda la información requerida para elaborar el texto que pasa a debate.
Si bien el plan pudiera tener falencias, Huepe cree que se trata de un instrumento de planificación que está en condiciones de ser validado por el Concejo Municipal chillanejo, que lo ha analizado en varias sesiones de comisión previas.
En el texto aprobado por el Consejo Comunal de Seguridad y que será validad por el Concejo Municipal, se plantea entre otras cosas que “el robo en lugar habitado, el robo de accesorios de o desde vehículo, el robo en lugar no habitado y las lesiones, constituyen potenciales focos de atención a efectos del diseño de un Plan de Seguridad para la comuna”.
Además, se indica que “el delito de hurto afecta tanto a los residentes como a la población flotante y desafía a las policías, así como también requiere de coordinación con el sector comercio, con el fin de generar protocolos con la seguridad privada; el consumo de alcohol y drogas en espacios públicos, recurrentemente en áreas verdes, percibidas como de riesgo, ya que son utilizados por población infantil y juvenil para el consumo y para conductas definidas como fuera de la norma, lo que altera la convivencia y seguridad”.