Señor Director:
Cuesta abajo en la rodada, como dice el tango, parece ser que va el peronismo en Argentina.
Nuestros vecinos eran a comienzos del siglo XX una potencia mundial. Un país rico como pocos: una agricultura prodigiosa, combustibles, puntos turísticos, entre los cuales Buenos Aires sigue siendo, a pesar de todo, una de las ciudades más atractivas del mundo.
Pero en los años 50 cayó sobre Argentina una maldición: el peronismo, que instaló el populismo más persistente y tóxico de América Latina.
Desde entonces ha sido el principal ingrediente de la política argentina, convirtiendo a esa potencia en un país con 50% de pobres, inflación desatada, déficit fiscal insoportable, y corrupción a todo nivel. Un Estado donde casi la mitad de la población vive de sueldos o dadivas del Estado y los sindicatos dominados por mafias ejercen una suerte de co-gobierno, han tornado el futuro de Argentina verdaderamente dramático.
El peronismo ha tenido varias corrientes, la más nefasta de todas ha sido el kirchnerismo, liderada por la viuda del ex presidente Néstor Kirchner. Se agregó al populismo un mayor autoritarismo y la corrupción descarada.
Pero no hay mal que dure cien años. Las elecciones parlamentarias recientes significaron un triunfo abrumador de fuerzas renovadoras que se disponen en dos años más a ganar la presidencia para iniciar la reconstrucción nacional.
La derrota peronista se encadena con la banca rota venezolana, la desvergüenza de Nicaragua y las manifestaciones cubanas que, en conjunto, parecieran anunciar mejores tiempos para América Latina.
Dr. Alejandro Witker
Historiador