Señor Director:
La cumbre mundial de la biodiversidad, COP16, que se desarrolló en Cali, Colombia, buscaba coordinar acciones gubernamentales para frenar la pérdida de biodiversidad del planeta y protegerla lo antes posible. Entre los acuerdos logrados, podemos destacar la inclusión permanente de pueblos originarios en la toma de decisiones, la creación de un fondo mundial para el uso equitativo de ganancias por el uso de información genética de las especies y un método para priorizar la protección de ecosistemas marinos.
En la reunión, se evidenció que muy pocos países han cumplido con el trabajo prometido tras el acuerdo de Montreal en 2022. La velocidad de avance en la planificación para aumentar la protección a la biodiversidad queda atrás, incluso de las metas trazadas por los mismos firmantes del acuerdo. Por otra parte, la falta de quórum en la última negociación impidió llegar a un acuerdo sobre financiamiento y monitoreo del plan de protección. El poco avance de las naciones nos muestra que los tiempos que requieren las negociaciones y la implementación de planes de acción poco tienen que ver con la urgencia que nos presenta la pérdida de especies.
En las últimas semanas, hemos visto cómo el huracán Milton en Norteamérica y las lluvias torrenciales en España han generado grandes daños a la vida humana. Es de esperar que la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, COP29, iniciada el 11 de noviembre en Azerbaiyán, traiga mejores noticias sobre el actuar de las naciones. Por ahora, pareciera que la pérdida de biodiversidad y el cambio climático aún no son considerados como temas prioritarios por los gobiernos, a pesar el gran impacto que ya tienen sobre nuestras vidas.
Constanza L. Quiroz Werlinger
Depto.Ciencias Biológicas Químicas USS