Desde que se registró el primer caso de Covid-19 en la Región de Ñuble, la información ha sido canalizada por medio del intendente, Martín Arrau; el jefe de Defensa, general Cristian Vial y la seremi de Salud, Marta Bravo.
Sin embargo, la percepción ciudadana es que todas las medidas provienen directamente desde el nivel central, y que en pocas oportunidades se ha podido articular una visión territorial, que involucre a diferentes actores.
Los primeros cuestionamientos vinieron de los alcaldes, quienes se sintieron al margen y desconectados de la autoridad regional y nacional. Si bien se conformó una mesa regional Covid-19, ésta ha sesionado más bien “hacia adentro”, y distintas organizaciones sociales y políticas se han sentido apartadas.
El liderazgo del intendente, Martín Arrau, ha sido catalogado como “poco inclusivo”, sobre todo a la hora de determinar qué medidas son las adecuadas para enfrentar la pandemia en el territorio, las que se han definido íntegramente en Santiago.
Estructura vertical
Según la politóloga y académica de la U. de Concepción, Jeanne Simon, el sistema político chileno (Estado unitario, con régimen presidencialista) fomenta esta disociación entre lo esperan las comunidades locales, y lo que finalmente se determina desde el nivel central.
“La percepción de la ciudadanía es que durante esta emergencia sanitaria, el nivel local (intendente, gobierno regional) es un mero reproductor de lo que determina el nivel central. Por la estructura del Estado, en temas de salud, la responsabilidad se concentra en el nivel central. Las autoridades locales tienen poca autonomía, y aún menos recursos para poder recoger las inquietudes locales, lo que contrasta con la realidad de Estados Unidos, por ejemplo, un país federal donde los gobernadores y los alcaldes tienen mayores responsabilidades”, afirmó.
Según la politóloga, “En ciertos casos, es positivo enfrentar una crisis de manera centralizada, pero en los territorios queda la sensación que las autoridades trabajan para el Presidente, y tienen poco interés en recoger las inquietudes locales. Para enfrentar una crisis, se requiere colaboración entre los distintos niveles de gobierno y entre lo público-privado. Hay mucho conocimiento técnico en el nivel nacional para hacer recomendaciones basadas en el conocimiento técnico actualizado. Sin embargo, el nivel central no comprende los territorios en su diversidad. No comprenden tampoco los movimientos de la ciudadanía. Me parece grave que exista poco interés en recoger las inquietudes locales, y se observa, una vez mas, cómo la desconfianza del nivel central limita la efectividad de sus políticas, porque no escuchan ni incorporan conocimiento local sobre la mejor manera de implementar las determinaciones”.
Desde la Fundación Chile Descentralizado, su presidente del Capítulo Regional Ñuble, Benito Umaña, opina que
“Los líderes locales deben ser proactivos, capaces de aunar esfuerzos e instalar capacidades locales, trabajar con las instituciones y actores territoriales. Actualmente, la estructura es totalmente vertical. Las autoridades regionales, especialmente las seremías, tienen muy poco espacio para tomar decisiones. Cuatro horas de permiso estándar para todo el país durante las cuarentenas, es un ejemplo creo yo, pues los tiempos para trámites o compras no son los mismos en Santiago que en Ñuble. Es por eso que Los líderes regionales deben ser capaces de generar espacios para gestionar, en el marco de las rigidez que ya conocemos”, aseveró.
Un buen ejemplo de ello, dijo, “Son los alcaldes, quienes han podido levantar demandas locales, y con ello, han influido en las decisiones del gobierno central. Una gran diferencia es que ellos (los alcaldes) son elegidos, por esa razón será un aporte la figura de los gobernadores regionales elegidos, cuando comiencen a operar”.Según Umaña, “Siempre es importante un sano equilibro entre coordinación central y descentralización, los extremos no son sanos, y actualmente tenemos una estructura en exceso centralizada, hay que modificarla. Hay que confiar en los liderazgos regionales, y también en las regiones tenemos que confiar en nuestras capacidades y fortalecerlas. El centralismo también es culpa de nosotros mismos, como por ejemplo, que contradictoriamente la primera Estrategia Regional de Desarrollo de Ñuble sea formulada por una institución de Santiago, pues la Región de Ñuble nació por la demanda de mayor autonomía”.
El representante de Chile Descentralizado añadió que no hay que confundir situación de normalidad con un estado de emergencia.
“En emergencia es posible tomar medidas transitorias y que me parecen positivas, como es el control central del sistema de salud. Pero líderes meros reproductores, no son líderes”, afirmó.
Para el analista político, Rodrigo Landa, primero hay que comprender la naturaleza de las crisis, “Que además de ser un conjunto de experiencias desagradables, generan angustia, incertidumbre y dificultad para predecir el curso de los acontecimientos. Nadie está totalmente preparado para enfrentarlas, ni la autoridad política ni la comunidad, que masivamente las sufre”, dijo.
En cuanto a las percepciones ciudadanas frente al ejercicio de la autoridad, sostuvo que “Se mueve la frontera entre la emoción y la razón, donde probablemente ninguna solución va a ser bien acogida. Más bien todos opinan sobre la base de un entendible perjuicio de su situación actual, todos intentan dar recetas para mejorar, reclaman mayor participación y critican el fondo y forma de las decisiones. La subjetividad supera notablemente a la objetividad, al comparar un trance excepcional con una situación de vida normal. Y es natural que así sea, no siendo ilegítima ni reprochable esa actitud, porque si algo caracteriza a la crisis, es la confusión y la inestabilidad”, manifestó.
Landa dice tener dudas respecto de la hipótesis que hay una percepción ciudadana (y por ello, se entiende, generalizada) de que las autoridades regionales solamente reproducen las decisiones del gobierno central.
“Visualizo, por un lado, un eje de política pública en torno a las decisiones sanitarias y al Estado Excepcional que jurídicamente las sostiene. Esa dimensión claramente es centralizada y no puede ser de otra forma, porque en una situación de caos, la autoridad debe asegurar el imperio de la razón. En segundo término, aprecio una gran arista negativa que es consecuencia de la crisis sanitaria: los efectos económicos y sociales para el país y nuestra región. En este ámbito, si bien hay ciertos lineamientos del nivel central que necesariamente deben ser reproducidos, como las medidas que ha impulsado el Ejecutivo y que han sido transversalmente aprobadas en el Legislativo; pienso que hay más espacio para que la región adopte su propio plan de trabajo y canalice las políticas de gobierno de acuerdo a nuestros propios problemas y potencialidades”, sostuvo.
Respecto de este último punto, dijo, “Hay señales en ese sentido, el Gobierno Regional y los municipios están adecuando sus presupuestos para ayudar a las familias que hoy necesitan una respuesta ágil y contundente; se está analizando la pertinencia de los proyectos regionales, de acuerdo a una escala de prioridades (un ejemplo de ello es la priorización de proyectos en el área de la salud); cada autoridad o institución pública está adecuando sus espacios físicos para la atención de los usuarios, entre otras medidas. En todos estos aspectos, es deseable un trabajo coordinado entre las autoridades, con participación y una visión común”.
En síntesis, afirmó Landa, “Necesitamos liderazgos de carácter autocráticos en el control de la crisis sanitaria, pero democráticos en la administración regional de los planes, proyectos y sueños que compartimos.
“Se puede mejorar”
Desde una perspectiva política, para el diputado DC, Jorge Sabag, “Estos no son tiempos fáciles, qué duda cabe. Estamos inmersos en una crisis sanitaria a nivel mundial y muchas de nuestras autoridades han tenido que intentar sacar adelante esto”.
Según el parlamentario, “Claramente hay cosas que se pueden hacer mejor, todo es perfectible, pero lamentablemente creo que el centralismo ha delimitado a la autoridad local en sus atribuciones, lo que no es culpa de ellos, sino de la poca potestad e independencia en la toma de decisiones que tienen. Por eso es tan necesario una autoridad regional elegida por la ciudadanía, pues podría llevar la voz de la región con mucho más fuerza”, aseveró.
Para Sabag, “Todo se puede mejorar, como por ejemplo, el método cómo se comunican las decisiones a nuestros alcaldes, ya que ellos viven de mucho más cerca la incertidumbre de la gente. Insisto, no son tiempos de cuestionamientos, sino de apoyos, pues sería muy fácil salir a criticar a nuestras autoridades, pero no es lo correcto, acá todos debemos ponernos detrás de ellos y apoyarlos, sobre todo, cuando está en juego la vida de compatriotas”.
Para el diputado de RN, Frank Sauerbaum, “Las autoridades han tenido, creo, una performance acorde a los difíciles momentos que hemos enfrentado como país. Para nadie es un misterio que esta pandemia ha calado profundamente nuestra sociedad, por lo que creo es necesario reconocer la labor que han desarrollado y apoyarlos en todo lo que sea necesario” .
Añadió que “Evidentemente que puede haber mejoras, como en todo ámbito de cosas, pero no es menos cierto que la incertidumbre del comienzo dio paso a autoridades empoderadas, que han liderado la emergencia con eficacia y eficiencia”.
Según Sauerbaum, “Es evidente que se requiere de sobremanera compromiso de la sociedad civil para sobrellevar este momento, pero no es menos cierto que sin una clara dirección en el liderazgo, tanto del Ejecutivo como de las fuerzas militares, todo podría ser más dificultoso”.