Señor director:
Pareciera lejana la discusión sobre derechos fundamentales de la fracasada propuesta constitucional, rechazada ampliamente por la ciudadanía en septiembre del año recién pasado. Quizás por la apabullante derrota, quisieron enterrar discusiones relativas a avanzar considerablemente en la conquista de aquellos aspectos que permiten mejorar sustancialmente la calidad de vida de nuestros compatriotas. En razón de ello, porque la realidad se revela y nos pega fuertemente a la cara, se presenta como un imperativo categórico la necesidad de volver a poner sobre la mesa lo importante que significa avanzar en un reconocimiento tácito y práctico de nuestros derechos sociales fundamentales, como la salud por ejemplo; nada más importante que la salud.
La crisis por la que atraviesa el sistema de isapres y la incertidumbre que genera en el sistema completo, nos hace precisamente volver a la pregunta o al génesis sobre imperiosa necesidad de una reestructuración de fondo de nuestro sistema de salud: ¿Queremos una salud como un derecho social o de consumo? Desde mi particular punto de vista, el problema de las isapres y su fracaso (propiciado principalmente por ellos mismos), nos otorga la oportunidad de pensar y concretar un fondo único nacional que pueda garantizar la protección del derecho a la salud por parte del estado a todas y todos, sin discriminación por capacidad de pago, edad, sexo, preexistencia de enfermedad, etc.
Hoy, claramente el foco debe estar en garantizar el derecho a la salud de los afiliados al sistema privado que quedarían sin sus prestaciones ante la eventual quiebra de las isapres, sin embargo, el objetivo principal debe dirigirse en aprovechar esta crisis, transformarla en una oportunidad y caminar, de manera lenta y segura, hacia un sistema público de salud que robustezca su red de prestadores y administre de buena manera un fondo único de salud, dejando a las isapres como un seguro complementario.
Alex Martínez del Campo Odontólogo – Post. Salud pública
