Señor Director:
El caso del Teniente venezolano y a la vez refugiado en nuestro país, refiere claramente a una delincuencia o crimen organizado poderoso, y que para cometer sus ilícitos usa una variedad de artifugios , y entre otros, imitación de vestuario o uniforme de policías, es decir, los delincuentes van variando su modus operandis, y contrario a ello tenemos a los tres poderes inertes, y que pareciera sienten temor a que realmente se haga lo que se debe hacer, y en primera línea aumentar las dotaciones de ambas policías, y quizás formando profesionales como policías, experiencia ya aplicada y de forma exitosa en la PDI.
Combatir la delincuencia y en todas sus variantes requiere alternativas inteligentes y novedosas, es decir estar diez pasos antes que los delincuentes, y creo que ya se hace necesaria la presencia de las FF.AA., en las calles, no directamente, pero reforzando el accionar preventivo de Carabineros y apoyando externamente las intervenciones de la PDI.
No puede ser que día a día la delincuencia crezca en número y en violencia, y tengamos un estado inerte y pareciera más preocupado de lo que pueda suceder a un victimario, que pensando en la persona de la víctima, y que día a día y de diferentes formas clama por más seguridad, en definitiva poder vivir en paz y tranquilidad.
Es de esperar que la lucha política, que en democracia se da, no sea el motivo por el cual no se trabaje en serio el tema seguridad, y que de una vez por todas, y sin importar recursos se combata el delito y a los delincuentes en forma seria y siempre pensando en la buena ciudadanía y que hoy por hoy tiene sus casas transformadas en verdaderas cárceles. La guerra contra la delincuencia es hoy, mañana será demasiado tarde.
Alberto Contreras Silva