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Desde la mirada de la industria, Armando Berdichevsky Ojeda, gerente superior de zona de Molinera Itata, afirmó que en los últimos 12 años se han concentrado en el procesamiento y exportación de avena, y que, si bien participaron en el mercado del trigo, se han ido alejando.
“Ha habido una pelea permanente entre la industria y la producción de trigo, es una historia antigua. Siento que es una pelea que pasa por lo técnico, principalmente; se ha quedado atrás que la pelea sea un tema especulativo, hoy yo siento que hay que enfocarse en lo técnico, porque es lo que realmente uno puede trabajar, lo especulativo se regula solo, puesto que hoy, el 50-60% del trigo se está importando, y eso, realmente, debería ser el punto de comparación. Muchos agricultores van a decir, entonces, ¿por qué no nos comparan siempre con el precio internacional? Y eso es una discusión nuevamente técnica, porque hoy día los molinos están comprando su trigo en relación a la proteína y eso es algo que hay que entender muy bien, porque la proteína hoy día es mucho más pareja en el trigo importado que en el trigo nacional, no digo que no se puedan lograr equivalencias, pero son eso, equivalencias, y ahí es donde se produce la pelea en que el molino ve las condiciones de mercado actual, que es otro factor súper importante”, profundizó el profesional en entrevista en Radio La Discusión.
Sostuvo que “las tendencias del mercado actual hacen que los trigos que se necesitan en Chile sean cada vez con más proteína y otras propiedades, entonces, el trigo chileno, que ha venido siempre enfocado hacia proteínas máximo 10, realmente estable, porque hoy los productos te están pidiendo proteínas de 12, e incluso, 13, entonces, el trigo chileno no siempre está llegando ahí, y en eso hay que trabajar, investigar, etcétera; pero cuando decimos que tenemos una pelea entre la agricultor y el molino, realmente la pelea es por esos puntos de proteína, por una parte; la estabilidad u homogeneidad en el lote completo, es decir, si, por ejemplo, yo tengo una producción de 20 camiones, y de esos, tengo tres con buena proteína, otros dos que se bajó y así sucesivamente, no hay una estabilidad, y eso también tenemos que preguntarnos cómo se logra”.
Consultado por la agregación de valor y la posibilidad de una integración vertical en el mercado del trigo, sentenció que, la figura de los consorcios que reúnen a agricultores y que funciona en otros países, “creo que no se va a dar en Chile por distintas razones”. Reflexionó que “a veces, pensamos muy lejos en el producto terminado, cuando el primer eslabón todavía no lo tenemos cubierto. Es decir, ¿quién tiene la capacidad de almacenaje de los cereales en Chile? Lo tiene la industria, entonces, obliga a la industria a comprar ciertos volúmenes considerando todos los costos que eso significa, no solo en términos de costo técnico, sino que también los costos financieros”.
“Entonces, tal vez ahí, hay una entidad que puede ser, por ejemplo, Cotrisa, que no ha funcionado nunca, virtualmente sí (…) Pero Cotrisa tiene algo de almacenaje, entonces, ese almacenaje se puede poner a disposición también de los agricultores, de los que puedan hacer la fuerza financiera para no vender en cosecha, que es cuando se transa el precio más competitivo, sino que vender un poquito más adelante y obtener un mejor precio”, planteó.
En cuanto a la posibilidad de que el agricultor tenga parte de la propiedad de la industria, expuso que, “si el agricultor, cualquiera sea su tamaño, tiene parte de la propiedad, sabe lo que está pasando en el mercado final, y si hay más margen, entonces podrá optar a través de la industria a ese margen, y si no hay, entonces, tendrá que asumir que el negocio no da para más. El negocio privado tiene los riesgos que tiene y entonces ahí tenemos que asumir eso como negocio en sí mismo, otra cosa es lo que podamos pensar de la estrategia que significa tener agricultura en un país y por eso que el Estado es importante dentro de esta ecuación”.
Agricultura de contrato
Consultado por la posibilidad de que la molinería trabaje con los agricultores bajo el sistema de contrato, Berdichevsky reconoció que “hay un espacio donde se puede trabajar, creo que la agricultura de contrato es un camino a seguir, definitivamente, creo que está poco explorado y hay que explorarlo más”.
Explicó que “se ha producido una transición en la molinería en estos últimos años, en el sentido de que el mercado está pidiendo productos de una calidad distinta a la que estábamos acostumbrados, porque hemos cambiado nuestros hábitos de consumo. Recordemos que, hace ocho años, Chile consumía principalmente el pan francés (marraqueta) y la hallulla, y eso significa un tipo de trigo y punto final; hoy día, esos dos tipos de pan representan el 40-50% de lo que se consumía antiguamente: hoy tienes toda la bollería, los panes integrales, los panes hot dog, los de hamburguesa, los panes envasados; todo lo que estoy nombrando son productos que no se logran tan fácilmente con trigo nacional, entonces, ha venido un cambio y eso también significa que los molinos han estado mirando al productor nacional, tal vez, en forma distinta”.
El gerente de Molinera Itata apuntó que “el trigo ha tenido volúmenes de producción mayores a los de consumo estos últimos años y el precio ha tendido a bajar; sin embargo, los trigos de buena calidad se pueden mantener con un precio competitivo; pero queda todo el trigo débil, que queda bajo el agua, muchas veces con un precio muy bajo”.
Berdichevsky señaló, además, que, “si vemos la cantidad de hectáreas sembradas de trigo ¿es necesario que todos los agricultores siembren trigo? ¿la industria está habilitada en términos comerciales para poder comprar toda esa cantidad? Porque, si lo regula el mercado, alguien queda en el camino, alguien cae, porque al final del año no le van a comprar su producto o le van a comprar a un precio que no le sirve. Entonces, ¿cómo se regula esa acción? No podemos pensar que todos los agricultores son capaces de sembrar trigo fuerte, por las variedades de suelo y clima, etcétera, entonces, evidentemente va a haber agricultores que no van a poder sembrar en el suelo que tienen, entonces, ¿cómo regulamos eso? Creo que la agricultura de contrato es una buena solución para eso o, por lo menos, ayuda”.