Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Creer en la planificación

Si hay algo que aún no hemos aprendido en Chillán es que la ausencia de planificación urbana estratégica no hace sino dejar a la ciudad en manos inexpertas o en función de intereses particulares, decisiones que afectarán a las sucesivas generaciones de chillanejos.

Una adecuada planificación urbana brinda el contexto para el desarrollo de una ciudad, y al mismo tiempo, limita la posibilidad de que se adopten decisiones fundadas en urgencias coyunturales que pudieran producir impactos irreversibles o contrarios al carácter de la urbe.

Todo lo contrario ha ocurrido en Chillán con la planificación del suelo urbano durante las últimas décadas, que la ha privado de la vialidad requerida para su desarrollo armónico y sustentable.

El crecimiento de la ciudad responde a múltiples factores: el mercado y las regulaciones juegan un rol importante, así como también la geografía, la disponibilidad de terrenos y la conectividad.

Chillán no es la excepción a esta regla, y si bien su crecimiento no ha sido muy armónico y el mercado ha ejercido un rol más preponderante que la planificación, es importante tomar hoy las decisiones adecuadas para que en los próximos 30 años no se lamenten los errores de hoy.

En los años venideros, la ciudad continuará su expansión territorial así como su densificación y con ello se agudizarán los problemas urbanos. Entre ellos, los problemas de uso de suelo en términos de la existencia y localización de las actividades y servicios, de conectividad, de movilidad de personas y bienes, de costos (tarifas) y de tiempos de acceso y segregación socio-territorial.

Ante tal proyección, se necesitan autoridades que crean en la planificación, pues para que el planeamiento estratégico realmente funcione, debe existir la convicción política e intelectual para monitorear estos instrumentos y sus logros. Cuando aquello brilla por su ausencia, ocurre la deformación cultural que conduce a la incapacidad de comprender el real valor de la planificación.

Sin embargo, en la sucesión de fracasos en materia de planificación las culpas son compartidas y la ciudadanía también tiene una importante cuota de responsabilidad.

La planeación estratégica consiste en pensar en lo que no pasa todavía, pero que podría suceder. Contar con un marco de referencia adecuado que establezca hacia dónde se pretende crecer facilita un desarrollo urbano sustentable y dificulta la aprobación de propuestas oportunistas, que desentonan con la planificación racionalmente preestablecida.

La ausencia de esta última da lugar a la discrecionalidad y la espontaneidad perniciosa que ha marcado el crecimiento urbano de Chillán los últimos 30 años.

Es hora de poner atención en los grandes temas que demanda gobernar una ciudad y sacar adelante de una vez por todas un instrumento de planificación racional que propicie un crecimiento urbano ordenado. Chillán no merece más improvisaciones.

Empresa Periodística La Discusión © 2025. Derechos Reservados