Según el Catastro de proyectos con cronograma definido para el quinquenio 2019-2023, elaborado por la Corporación de Bienes de Capital (CBC), al cuarto trimestre de 2019 (31 de diciembre) había un stock de inversiones por US$682,8 millones en la región de Ñuble.
De esta cifra, el sector obras públicas concentra el 52% (US$355,5 millones), mientras que el sector energía representa un 30% (US$201,6 millones) y el sector inmobiliario, un 18% (US$125,8 millones).
En cuanto a la inversión en obras públicas se identifica un 70% que corresponde al Ministerio de Salud (Hospital Regional), un 22% al Ministerio de Obras Públicas y un 8% al Ministerio de Justicia.
En cuanto a la distribución del gasto a materializar durante el lustro 2019-2023, se observa que un 93% de la cifra se asocia a proyectos en fase de construcción.
Por otro lado, en comparación con el stock de proyectos medido a fines de septiembre de 2019, se registró un incremento de 3,5% en las inversiones en la región de Ñuble.
Lo anterior contrasta con el comportamiento promedio del país, que mostró una contracción global de 0,5% (US$ 357 millones), lo que obedece, según la CBC, en términos generales, a reestructuración y/o postergación de ejecución de algunos proyectos relevantes y le asigna un impacto marginal al “estallido social”.
A nivel nacional, las regiones que presentan los portafolios más cuantiosos son: Metropolitana, Antofagasta, Tarapacá, y Atacama. En conjunto, concentran el 63% de la inversión. Ñuble, en tanto, concentra el 1%.
Atracción de inversiones
En opinión del director del Centro de estudios CER Regional, Renato Segura, sin duda se trata de una noticia positiva, sin embargo, manifestó que “seguimos al debe en el sector productivo.Hay una tarea pendiente en atraer inversión productiva. La actividad económica de la región se estimula con el sector secundario (agregación de valor) y terciario (desarrollar el sector servicios)”.
En ese sentido, manifestó que “la inversión en obras públicas, construcción y energía generan stock de capital, pero muy poco flujo de ingresos para las comunidades”.
Comentó, además, que en el caso de los proyectos de obras públicas e inmobiliarios, si bien son dinamizadores en tiempos de alto desempleo, “son malos distribuidores de la riqueza, porque los salarios son precarios. Las empresas constructoras traen sus equipos más calificados, en su mayoría personas fuera de la región. La principal fuerza de trabajo que generan en la región son mano de obra no calificada y con salarios tan bajos que les cuesta encontrar dichos trabajadores”.
En el caso de Ñuble, el 52% del valor a materializar corresponde a inversión estatal, una cifra alta en comparación con el promedio nacional de 27%.
Al respecto, Segura sostuvo que “es una mala señal cuando no hay detrás un plan de desarrollo (inversión pública inteligente). En un modelo de economía de mercado, la gente mejora su bienestar con flujos. Si las inversiones públicas no apuntan a que dichos flujos se generen a través de trabajos dignos y útiles a la sociedad, el rezago de la región se mantiene”.
Texto: Roberto Fernández
Foto: Mauricio Ulloa