Señor Director:
Las medidas preventivas actualmente disponibles (como el lavado de manos, uso de mascarilla y distanciamiento físico, todo esto en un contexto de ciudades completas en cuarentena) se han hecho insuficientes para evitar las cifras de muertes y, por ende, el gran número de personas infectadas por el Covid-19.
Es así como en este contexto de epidemia mundial surge nuevamente la necesidad de que la ciencia aporte una de las medidas preventivas más exitosas en la historia de la medicina como es la generación de una vacuna.
También existen los movimientos anti-vacuna, quienes han aludido a diferentes causas para rechazar esta medida preventiva. Aspectos religiosos, míticos, de salubridad, de seguridad y legales, entre otros, han sido los pilares de estos movimientos sociales.
“Las dudas sobre las vacunas” fue declarada hace un año por la OMS como una de las 10 principales amenazas a la salud. Renunciar o rechazar una vacuna es una verdadera amenaza al progreso en la lucha contra enfermedades prevenibles.
La vacuna contra el COVID-19 es, sin dudas, un anhelo en este momento, ya que nos permitirá volver a la tan ansiada “normalidad” y relevar la importancia de este resultado científico. Sin embargo ¿será también una vacuna que levantará a los grupos disidentes, y enfrentará nuevamente el llamado “bien común” contra el derecho individual?
Son muchas las muertes que pueden ser evitadas gracias a las vacunas. Por lo tanto, el llamado a los profesionales de la salud, especialmente de nivel primario, es a dar una información confiable a la población, contribuyendo a la adherencia hacia una de las medidas preventivas más rentables en salud.
Dra. María Teresa Urrutia
Directora Doctorado en Ciencia Enfermería UNAB