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Señor Director:
En un seminario de hace ya unas semanas, Criteria nos presentó características de la informalidad laboral en Chile desde perspectivas que uno suele no detenerse a reflexionar. Uno de los mensajes que me quedó grabado fue que las personas no ven indignidad en el trabajo informal. Tiene sentido y no es recriminable, pues para la mayoría la importancia está en la palabra “trabajo”, no en el apellido. Es una realidad país que muchas veces escapa de las manos de los ciudadanos y es ahí donde se requieren políticas públicas, o empujoncitos, que impulsen sobre todo la cotización a la seguridad social.
Pero lo que también urge es educación financiera y previsional. Es una emergencia poco atendida y distinta a la laboral: según los datos del INE recién salidos del horno, sólo el 64% de los ocupados está cotizando y el 9% no está haciéndolo. ¿Dónde queda el 27% restante? Al 23,8% “no le corresponde respuesta”, y 3,2% ni siquiera sabe o no responde. Lamentablemente, es poco realista pretender que está pregunta se responda más precisamente en el mediano plazo.
En el entretanto, para dar empujoncitos de manera efectiva se debe partir por construir indicadores más robustos y precisos, ojalá de datos administrativos y no de un autorreporte en un país con tal falta de educación financiera y previsional.
Matías Vargas Vera
Investigador Observatorio Perspectivas