Señor Director:
Este año seguramente cerrará con el triste récord de ser el más caluroso desde 1850, cuando partieron los registros fiables de temperatura y que se usa como referencia para explicar el origen del problema: los combustibles fósiles, principales responsables de las emisiones de efecto invernadero.
El Acuerdo de París, suscrito en 2015, planteó como objetivo central que el aumento de la temperatura global quede, a finales de siglo, por debajo de los dos grados. En estos momentos, el calentamiento ronda los 1,2 grados.
Sin embargo, la meta parece difícil de lograr. Los planes climáticos -según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)- de los casi 200 países que están en el Acuerdo de París llevarán a una reducción de entre el 2% y el 9%. Para quedarse por debajo de los 2 grados de calentamiento, el recorte de las emisiones en 2030 debería ser del 28%.
En la COP28 que parte a fines de mes en Dubai, se realizará el primer gran balance y se hará un llamado para que se endurezcan los recortes de emisiones. En 2025, todas las naciones deberán presentar sus nuevas metas.
Pero claramente sin un compromiso decidido de las industrias que más emiten de aumentar el uso de energías renovables en sus procesos, de duplicar la eficiencia energética, eliminar gradualmente los combustibles fósiles y llevar energía limpia a todos para 2030, ninguna promesa podrá ser cumplida. Por eso, en esta COP28, la última palabra la tiene el sector privado.
Dr. Pablo M. Rojas Venegas
Biólogo marino e investigador UA