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Convención regional

Un nuevo hito del proceso constituyente se vivió el miércoles en la Región, específicamente la comuna de San Carlos, que de forma inédita recibió a la Comisión de Descentralización, Justicia y Equidad Territorial de la Convención Constitucional.

Ñuble fue una de las regiones que levantó mayor cantidad de solicitudes de audiencia a nivel nacional, por esta razón, la instancia integrada por 16 convencionales la eligió como una de las cuatro sedes del país para sesionar en terreno y escuchar las demandas de la ciudadanía, por medio de audiencias públicas.

La jornada en el Centro Cultural de la capital de Punilla fue maratónica. Diecinueve fueron las organizaciones sociales y personas naturales que expusieron ante los seis constituyentes que sesionaron de forma presencial, mientras que el resto de los integrantes participó de manera telemática.

Las intervenciones fueron muy disimiles, propias de los territorios y problemáticas que enfrentan, sin embargo, en todas ellas hay frustración y la certeza de que la descentralización es una agenda que no entusiasma a la clase política, que ha preferido concentrar el poder en Santiago.

Eso es Chile: un país concentrado y, lo que es peor, con una hasta ahora irreversible tendencia a seguir concentrando todo: poder político, población, riqueza, beneficios sociales, oportunidades culturales.

Esto no quiere decir que no haya cierto desarrollo regional, pero su ritmo es incomparablemente menor que la inexorable fuerza centrípeta que nos ha atrapado durante siglos y que hace de la descentralización una mera retórica que solo ha cosechado sus propios defectos y desengaños.

Y esta consecuencia es importante para nosotros, más allá de la coyuntura de que seamos la primera o segunda región –depende de cómo se mire- más pobre del país, con los sueldos más bajos de Chile, un enorme déficit de capital humano calificado y una matriz económica poco diversificada. Porque, en cualquier caso, todo ello se ve facilitado por un vicio estructural subyacente. Un sistema que en su madurez ha consolidado grupos de interés predominantes, y este país asimétrico ha consolidado los suyos y los protege de todo intento de reforma dirigida a quitarle poder al centro y transferirlo a las regiones.

Ese es el fondo del debate que deberá darse en la Convención Constitucional. Un debate que no debe asustar ni recrear antinomias, menos aún, enfrentamientos. Es, simplemente, alentar una discusión profunda y necesaria, a la luz de la trascendencia de todo lo que está en juego.

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