Borrador o no, el polémico protocolo “Alimentos para Chile” enviado a las distintas reparticiones del Gobierno Regional de Ñuble para regular el despligue territorial de las autoridades y de los funcionarios públicos en la entrega de las cajas a las familias más vulnerables, ha sido un nuevo error que empaña la importancia de una medida tan necesaria como ésta.
Y si bien desde la Seremi de Gobierno de Ñuble afirmaron que el “borrador” del instructivo no es el mismo documento por el cual la ministra Karla Rubilar hizo un sentido mea culpa este miércoles, en lo que respecta al tratamiento comunicacional, los textos son prácticamente idénticos, lo que mueve a pensar que no se trató de un borrador, sino que de un primer instructivo.
Paradójicamente, la decisión de generar un protocolo se tomó para evitar el aprovechamiento político de esta medida y resguardar la dignidad de los beneficiarios, pero terminó transformándose en un innecesario dolor de cabeza para las autoridades regionales, partiendo por el intendente Martín Arrau, quien además ha debido enfrentar críticas desde la oposición por su manejo de la crisis, las que se suman a las que apuntan a su estilo “poco dialogante” con los alcaldes.
El documento entregaba orientaciones en orden a publicar con frecuencia el avance en la entrega de alimentos, poniendo énfasis en “tomar imágenes de funcionarios bajando cajas y entregándolas a las familias” y en que las imágenes deben captar el agradecimiento de las personas. También se hacía hincapié en evitar la aparición posada de autoridades “para no dar paso a especulación de aprovechamiento político” y se recordaba “siempre valorar al Presidente Piñera”.
Afortunadamente, el error se corrigió y hoy el protocolo vigente protege el derecho a la privacidad de quienes reciben estas cajas, exigiendo el consentimiento de los beneficiarios para difundir sus imágenes, sin embargo, lo que subyace al controvertido documento es más difícil de corregir, como el desprecio por la dignidad de los pobres y la perspectiva de rentabilidad política que predomina en la gestión e implementación de políticas sociales, incluso en tiempo de crisis.
Como se recordará, días antes de la polémica se informó de canastas que exhibían la foto de un parlamentario así como la participación de un exseremi en la entrega de las cajas, haciendo un evidente proselitismo político.
Y como era de esperarse, la fragmentada oposición local, que no está en condiciones de dar cátedra en manejo de crisis, hoy ve una oportunidad para solicitar en forma conjunta la salida del intendente, argumentando una “mala gestión” de la emergencia sanitaria, lo que en la práctica es otra forma de aprovechamiento, con el agravante que se plantea en un momento de crisis que requiere más que nunca una mirada constructiva y colaborativa.
Una las enseñanzas que deja esta pandemia es que la superación de la crisis exige un compromiso colectivo en pos de ese objetivo, el que solo se podrá lograr con una buena dosis de empatía, generosidad, humildad y espíritu colaborativo, valores que hoy cuesta encontrar en la clase política.