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Señor Director:
Sobre las bajas temperaturas y el uso intensivo de calefactores a leña, esto tiene consecuencias que pueden ser graves para la salud de las personas por los efectos de las partículas de PM2.5 y PM10 que se depositan en los pulmones y aumenta la sensibilidad a nuevas enfermedades respiratorias.
Pero no es suficiente medir la calidad del aire exterior. Una de las herramientas clave es conocer el Índice Calidad del Aire Interior (ICAI), normativa que no existe a nivel nacional. Su uso ayuda a identificar cuándo la calidad del aire en el interior de las viviendas es peligrosa y qué acciones se pueden tomar para mejorarla.
Entre las medidas que se proponen están: usar sistemas de ventilación para recambiar al menos 5 veces la cantidad de aire interior; contar con filtros de aire; ventilar el espacio interior en ausencia de preemergencia del aire externa y utilizar sistemas de purificación, entre otros. Hasta el momento la brecha entre estas recomendaciones y las políticas vigentes en nuestro país es bastante amplia.
Las políticas públicas se enfocan en facilitar el acceso a sistemas de calefacción más limpios y eficientes, como pellet de alta calidad. Pero, aún falta profundizar cómo abordar con innovación el uso de aislación térmica en viviendas para reducir la necesidad de calefacción intensa.
Es crucial que estas medidas se diseñen y ejecuten con un enfoque participativo y con educación preventiva, para contribuir a un cambio de hábitos, siempre y cuando se brinden las herramientas y recursos necesarios para hacer esa transición.
Dra. Karina Bravo
Investigadora UA