El costo de la vida no para de subir en Chile, lo que sigue resintiendo el poder adquisitivo de los chilenos, una realidad que golpea con particular fuerza a la región de Ñuble, que exhibe una de las tasas de pobreza más altas del país y el salario promedio más bajo.
En enero pasado, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) anotó un incremento mensual de 1,2%, con lo que la variación acumulada de los últimos 12 meses es de 7,7%, la más alta en casi 15 años.
Si se observa la variación acumulada de los últimos 12 meses, destacaron las alzas en las divisiones transporte (20,9%), alimentos y bebidas no alcohólicas (6,0%), vivienda y servicios básicos (6,7%) y equipamiento y mantención del hogar (5,1%).
Por producto, destacan los aumentos de la carne de vacuno (20,8%), de la carne de pollo (13,0%), del pan (10,3%), de la lechuga (11,7%), del arroz (8,7%), acelga y espinaca (8,3%) y yogurt (7,9%). Y los combustibles han registrado las siguientes alzas: petróleo, 54,8%; gasolina, 32,4%; y parafina: 55,6%.
Según expertos, han incidido presiones inflacionarias internas, como el incremento de la liquidez que significaron las ayudas del Estado y los retiros de las AFP, y la recuperación de la economía tras las restricciones impuestas por la crisis sanitaria; pero también presiones inflacionarias externas, como el aumento del valor de las materias primas -entre ellas el petróleo y los alimentos-, el encarecimiento de los fletes navieros y los problemas de stock; y los estímulos monetarios para reactivar las economías.
Y si bien en Chile se han adoptado medidas a nivel de política monetaria y fiscal para frenar la inflación, como las alzas de la tasa de interés y el recorte de los subsidios, entre otros, la alta exposición del país a los vaivenes de los mercados externos permite anticipar que las consecuencias económicas del conflicto con Rusia también se percibirán con fuerza a nivel local, partiendo por el precio del petróleo, que encarece el transporte de todos los bienes; seguido por los alimentos y los insumos, entre otros productos.
De hecho, este jueves, las bencinas y el diésel subieron 6,7 pesos por litro, llegando a 28 semanas consecutivas de alzas. Según la ENAP, esta variación se enmarca en la regla de precio paridad de importación, el Mecanismo de Estabilización de Precios de Combustibles (Mepco), el Fondo de Estabilización de Precios del Petróleo (FEEP) y los mecanismos establecidos por la autoridad.
La agresión militar de Rusia aumenta los temores de ruptura de suministro de energía y materias primas. En ese contexto, el crudo volvió a dispararse tras la decisión de los países exportadores de la OPEP, encabezados por Arabia Saudita y Rusia, de no aumentar su producción más de lo previsto, pese a la subida de los precios, que está alimentando una inflación galopante en muchos países.
Carne, pan y combustibles
Según explicó María José Irarrázaval, directora de Odepa, la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura, “a nivel de productos, aquellos que han tenido una mayor incidencia en el alza de los precios de los alimentos en los últimos doce meses, han sido, en primer lugar, la carne de vacuno, que presentó una variación en sus precios de 20,8%. En esta misma línea, el pan ha exhibido un alza de 10,3% en los últimos doces meses. Por último, la carne de pollo y el aceite vegetal”.
La profesional explicó que “en los productos nacionales se distinguen situaciones como en frutas y hortalizas frescas que a doce meses han experimentado una variación en sus precios de -1,8%; mientras que alimentos procesados ha experimentado un alza de 6,0% en sus precios en el mismo periodo. Lo anterior está relacionado con aumento en los costos en energía e insumos importados que han visto aumento en sus precios a nivel global, sumado a la presión que introduce el dólar”.
Respecto a los productos importados, sostuvo que “los factores han tenido relación con la logística detrás del proceso importador (pandemia) que se agrega al incremento de los precios de los fletes marítimos y terrestres. Adicionalmente, al igual que en Chile, los costos de producción han estado presionados debido a aumentos en los precios de los commodities y de la energía”.
Conviene recordar que hoy las importaciones con respecto al consumo nacional representan: en trigo, el 50%; en carne bovina, el 60%; en maíz, el 70%; en arroz, el 60%; y en legumbres, más del 90%.
Norberto Hernández, jefe de carrera de Administración del Instituto Virginio Gómez, sostuvo que las mayores alzas en el último año se han observado en el pan, la carne de vacuno y los combustibles. “Básicamente, los incrementos se han sentido particularmente en los productos de consumo diario, como el arroz y los productos lácteos. La leche, pasó de costar $650 la caja de un litro en 2019, a $1.200 en la actualidad”.
El académico explicó que “en el caso de los productos agrícolas hay varios factores que explican las alzas, recordemos que en los últimos dos años hemos estado con pandemia, muy poca gente salió a trabajar, por lo tanto, los costos de mano de obra subieron muchísimo. A eso se suman el aumento del valor de los insumos y de los fletes, entonces, obviamente, hacer llegar un producto desde el campo hasta la góndola, probablemente el costo de producción no hay subido mucho, pero los costos complementarios son los que han subido bastante y tienen los precios en las nubes”.
Asimismo, reconoció que durante 2021 la escalada alcista del dólar, los problemas de inventario y la crisis logística tuvieron una incidencia importante en el alza de un gran número de productos importados.
Escenario para 2022
De cara al presente año, las proyecciones no son mejores. Con menos presiones inflacionarias a nivel interno, pero con un escenario externo convulsionado con el conflicto en Ucrania, ya se comenzaron a sentir los primeros efectos, como el alza del petróleo y del trigo.
Desde Odepa, su directora expresó que aún es difícil dimensionar el alcance que tendrá el conflicto en Ucrania, el cual podría escalar o no, dado que es un evento en desarrollo. “No obstante, hasta hoy se observa un aumento en el precio de los insumos agrícolas, petróleo y de las materias primas para la industria alimentaria”, acotó.
Norberto Hernández, en tanto, afirmó que “pensando en lo que va a pasar más adelante, tenemos el conflicto en Ucrania, por lo que los combustibles fósiles van a seguir aumentando de precio, porque Rusia es uno de los mayores productores, entonces, obviamente, ante la escasez los precios suben. Y si sube el petróleo suben todos los productos, porque acá en Chile transportamos todo por camiones, entonces, los perjudicados seremos los consumidores finales”.
De igual forma, los problemas logísticos, como el funcionamiento de los puertos o la escasez de contenedores a nivel mundial, seguirán incidiendo en el alza de los precios, por lo que los consumidores también lo percibirán en los productos importados.
En cuanto a los factores internos, el docente apuntó a un estancamiento en el alza del costo de la mano de obra. “Se van a acabar los bonos, que fueron un alivio para muchas personas, pero eso mermó las ganas de trabajar; entonces, desde la perspectiva empresarial la expectativa es que el costo de la mano de obra tienda a disminuir, porque la gente va a salir a trabajar y ya no va a estar en posición de exigir un sueldo determinado, sino que más bien tendrá que aceptar el sueldo que se ofrece. Será un proceso gradual”.
Hernández puntualizó, no obstante, que “los precios de los bienes llegaron para quedarse. Piense que ya se estima que los combustibles van a seguir subiendo por 40 semanas consecutivas, solo por el conflicto en Ucrania, es decir, hasta fin de año. Los precios van a seguir caros, el pan no va a bajar, pero los ingresos de las familias y los salarios se van a tender a estabilizar. Esta vez las alzas serán incididas principalmente por factores externos”.
Por su parte, María José Irarrázaval identificó como los principales factores que incidirán en los precios este año al “aumento del precio internacional de productos básicos, de la energía e insumos agrícolas, así como la evolución del dólar en nuestro país”.
Consultada por los productos más expuestos a estas alzas, indicó que “hay dos efectos: el primero en aquellos que tienen características de mercados abiertos, como en el caso de los cereales, donde un aumento de los costos de producción puede atenuarse con el aumento del precio internacional. El segundo, son en aquellas agrocadenas que funcionan como un mercado cerrado, como los huevos y las hortalizas, ya que un aumento en los costos de producción no tiene un correlato inmediato en el precio doméstico de los productos porque no están expuestos al comercio”.
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