Señor Director:
Mientras la Constituyente está preocupada de hacer de Chile un estado plurinacional, de que no exista igualdad ante la ley y de debilitar el derecho de propiedad, existe una realidad que poco se visibiliza y de total abandono: el nivel de rezago cognitivo y social en niños y, a su vez, la falta de herramientas que tienen sus padres para propiciar su educación temprana. Es algo que jamás me había tocado vivenciar en mis más de 10 años trabajando en terreno con familias de contextos vulnerables.
Las secuelas del estallido y pandemia, tras dos años y medio de de encierro, se resumen en que, por ejemplo, los niños de 4 años no dicen más de 5 palabras, no reconocen los colores, no han tomado nunca una tijera, caminan con cierto grado de inestabilidad, varios están sobrepeso e incluso chutear una pelota no está en sus instintos. Además, son hogares en que se ve mucha pobreza, oscuridad y exceso de pantallas para “calmar” a los niños. Junto a ello, por parte de los padres hay una muy poca valoración sobre la importancia de estimular y educar a sus hijos desde temprana edad.
Si queremos hacer de Chile un país menos desigual, más inclusivo y con mayores oportunidades para todos sus habitantes, claramente no estamos poniendo el foco donde corresponde: los niños y su familia. Urge un mayor involucramiento de los padres apoyado de políticas públicas.
Invitamos a los Constituyentes a darse una vuelta por las comunas más vulnerables de Chile. No hay que ir muy lejos, ya en la Región Metropolitana esta realidad es evidente y para qué decir en zonas más extremas. Donde sea que vayan, bastará para dimensionar el daño y abandono nacional de quienes son y deben ser el futuro de Chile.
Anne Traub
Directora de Fundación Familias Power