Se ha celebrado nuevamente el “Día del Patrimonio”. La expresión patrimonio viene de “ pater”, que significa padre. Por lo mismo un objeto, una persona que desarrolla una actividad creativa, un paisaje, un barrio, un edificio o una ciudad, así como la gastronomía o fiestas tradicionales -entre otras tantas actividades fruto de la creatividad de mujeres y hombres a través de los tiempos o por obra de la propia naturaleza- se transforman en patrimonio cuando establecemos como comunidad una relación de pertenencia, porque es parte de nuestra identidad con un territorio o con una cultura a la cual pertenecemos.
Nos apropiamos de un bien, somos sus padres aunque no exista un contrato jurídico. Tiene que ver con las emociones, esa sutil pero profunda forma de relacionarnos con todo lo que constituye nuestro entorno tangible, material o inmaterial, pero no por ello menos real. Es lo que se denomina patrimonio y cuando se destruye, se ve afectada nuestra identidad, de borran las huellas de la historia y cercena la mirada al futuro. Después de años, en que de manera solitaria, a veces incomprendida por las autoridades, parte de la sociedad civil empezó a trasmitir el excepcional valor del patrimonio arquitectónico y urbano de Chillán, sustentado en su extraordinaria historia como ciudad, se empiezan a percibir consensos más allá de las fronteras de la academia o de los especialistas.
Las discusiones y conversaciones sobre los valores patrimoniales de la ciudad y la necesidad de preservarlos y hacerlos compatibles con una ciudad moderna, que se han llevado a cabo, esta vez como iniciativas desde el Ministerio de cultura y del Concejo de Monumentos Nacionales y de organizaciones de la sociedad civil, dan cuenta de un cierto consenso respecto al tema patrimonial.
Este consenso entre la sociedad civil y la autoridad es fundamental para viabilizar la conservación y puesta en valor del patrimonio de Chillán, hoy en riesgo de desaparición por la falta de compromiso de la autoridad municipal principalmente, eje indelegable en la gestión del patrimonio de la ciudad. Por ello las nuevas autoridades políticas a nivel comunal y regional que asumirán prontamente, tendrán sobre si un gran desafío, este es hacerse cargo de esta conversación ciudadana y planificar y llevar a cabo tanto normativas como proyectos que transformen a Chillán en la capital regional que todos esperamos, sustentada en su propia historia, en sus valores culturales, arquitectónicos y urbanos.
Hoy existe de manera relevante en una sociedad civil empoderada en relación al patrimonio de la ciudad. y los sueños de las ciudades no son posible si no se edifican a partir de su propia historia. No obstante, la iniciativa es política. La sociedad civil hizo su tarea, está pendiente la realización de esos sueños por parte de los administradores de la ciudad.
