Señor Director:
Lo sucedido en el norte me hizo recordar la tragedia de Antuco, donde fallecieron 44 soldados por negligencia de oficiales
superiores que tenían complejo de Rambo o Terminator. En Putre lo mismo, a más de 4000 metros falleció un joven, y 114
abandonarán las filas del ejército. ¿Son necesarios estos ejercicios dónde hombres y mujeres por el miedo a decir
que no y a ser castigados, ponen en riesgo su vida?
A muchos el servicio militar les ha cambiado la vida para bien y han seguido en las filas del Ejército, pero para otros ha
sido un trauma por la mala experiencia vivida debido a este tipo de “preparación”. El alto mando debería ordenar
la modificación de estos ejercicios que han terminado transformándose en
tortura física.
Boris Cortez