El Núcleo Milenio de Desigualdades y Oportunidades Digitales (Nudos) presentó, la semana pasada, el primer Índice de Digitalización Comunal (IDC), un estudio aplicado en 301 comunas del país, que mide el nivel de digitalización o inclusión digital a nivel local. Los resultados dan cuenta de importantes brechas a nivel nacional, pero también al interior de la región de Ñuble, donde solo la comuna de Chillán exhibe un alto nivel, mientras que Trehuaco, San Fabián y Ñiquén se ubican en el grupo de las 25 comunas con los niveles más bajos de Chile.
Se analizaron tres dimensiones: conectividad fija en hogares, digitalización escolar (infraestructura, alfabetización y uso de tecnologías) y trámites digitales municipales.
Factores como los altos índices de ruralidad y la alta dispersión geográfica de la población en la mayoría de las comunas de Ñuble son determinantes para explicar la baja cobertura de conexiones fijas, puesto que muchas veces no existe la infraestructura necesaria, lo que redunda en una limitada oferta y cuando existe, alcanza precios prohibitivos para una región con los salarios más bajos del país.
Pero el aislamiento y el tamaño reducido de los municipios también juegan un papel en esta notable brecha de las comunas de Ñuble, ya que las prioridades suelen estar puestas en otras materias, a veces, más acuciantes.
Por ello, el rol del estado en este ámbito puede contribuir enormemente a corregir esta inequidad, mediante distintos esfuerzos tanto a nivel de establecimientos educacionales como de municipios, no solo aportando recursos para infraestructura, sino que también en alfabetización digital. Lamentablemente, las estadísticas indican que, hasta ahora, los esfuerzos no han sido suficientes.
Por otro lado, sigue pendiente la emblemática Fibra Óptica Nacional, una carretera digital cuya ejecución está atrasada. También están pendientes otras iniciativas de nivel regional, financiadas por el Gobierno Regional de Ñuble, como la Fibra Óptica Regional y el proyecto Última Milla, que permitirán acercar la red a más localidades de la región, brindando factibilidad técnica para que las empresas de telecomunicaciones puedan ofrecer servicios de internet a más hogares y a precios más competitivos.
Es indudable que esta brecha representa un enorme freno al desarrollo de Ñuble, y particularmente de las zonas rurales, al limitar las opciones de aprendizaje, de teletrabajo, de oportunidades de negocios, o sencillamente, de realizar trámites. Desde un punto de vista económico, la falta de conectividad hace menos competitivas a las pymes.
Lo anterior también sigue profundizando la gran brecha urbano-rural, que también es de calidad de vida. Y dado que no se trata de una herramienta tecnológica cualquiera, sino que fundamental para la comunicación, el trabajo, la enseñanza y la economía, no poder acceder a ella constituye una segregación tan grave como no tener electricidad. De hecho, se ha convertido en un nuevo factor de la migración hacia las ciudades, principalmente entre los jóvenes.
Lamentablemente, hoy siguen sonando las mismas promesas de hace tres años y la realidad no ha cambiado para miles de ñublensinos, como aquellos jóvenes que durante la pandemia debían subir un cerro para conectarse a internet y hacer sus tareas. Los niños de Trehuaco y de tantas otras comunas rurales merecen tener la oportunidad de acceder al mundo tal como lo hacen sus pares de Chillán.