Cuando el concejal Rodrigo Ramírez, presidente de la Comisión Seguridad del Concejo Municipal de Chillán, puso el tema en tabla ayer frente a sus pares y al alcalde, quedó de manifiesto -con total claridad- que el resto de los integrantes del concejo trató de ser lo más cuidadoso posible en sus intervenciones. Una palabra en falso hubiese costado muy caro.
El tema en cuestión era el resquemor que manifestaban algunos vecinos y dueños de peluquerías o salones de belleza, la proliferación de barberías (en general atendidas por extranjeros) en la ciudad. Tanto en el centro como fuera de las cuatro avenidas.
Ramírez dijo que “acá la idea es, sencillamente, solicitar un informe que nos de cuenta de cuántos permisos se han extendido, cuántas funcionan realmente y quiénes son los dueños, y así mostrarle a los vecinos que no hay de qué preocuparse, y si se detecta alguna irregularidad, extenderle esa información a las instancias competentes. No hay otra intensión”.
Aunque se pidió no caer en asociaciones injustas ni en acciones que rocen la xenofobia, Ramírez sostuvo que, en Santiago ya hay investigaciones encargadas por la Fiscalía a este rubro; hay un informe extendido por la contralora subrogante, hay denuncias hechas por parlamentarios de otras regiones que apuntan a que este tipo de negocios se pudiera estar usando como un engranaje de lavado de activos por parte de bandas criminales.
“Entonces, si un vecino ve eso en la prensa, además se entera que en otros países también hay indagatorias a las barberías que allá se han instalado, y luego llega a su casa y ve que en su cuadra abrieron dos, ¿podemos pedirle que no se preocupe y siga su vida como si nada?”, planteó.
El que estén funcionando hasta altas horas de la noche, a diferencia de los salones tradicionales que cierran cuando cierra el mercado, es otro de los aspectos que genera dudas.
El concejal Pedro Sánchez explica: “tengo varios amigos que trabajan en el rubro y ellos también quieren que se aclare esta situación, incluso han pensado en agruparse como gremio para darle tranquilidad a las personas”.
Sánchez añade que hay otro punto a fiscalizar: “los profesionales del rubro han salido todos de academias o han hecho cursos certificados y saben que ha protocolos sanitarios respecto a mantención e higiene de los utensilios, lo que también me interesa que se fiscalice. Acá lo que yo pido es que se ordene la casa, que al que no esté regularizado se le exija que lo haga. Como municipalidad no podemos hacer mucho más que eso”.
Capacidad fiscalizadora
Otros concejales que abordaron el fenómeno fueron Joseph Careaga y Quenne Aitken.
El primero pide: “debemos evitar cualquier tipo de acto de discriminación, pero también es cierto que debemos actuar. Por eso mi propuesta es que se haga una fiscalización completa a todas las peluquerías, salones de bellezas y barberías tanto con personal chileno como extranjero. El que nada hace, nada teme”.
En tanto, Quenne Aitken advierte que “este problema de las presuntas irregularidades no son solo de las barberías. Lo vemos en los casinos populares, en locales de comidas, ‘food truck’ y muchos otros giros porque hoy la problemática que existe es la poca fiscalización y la poca colaboración de la comunidad, que no denuncia cuando ve problemas”.
Alejandra Martínez, directora de Inspección y Seguridad Municipal, explica que “conforme a la información que nos entregaron en Rentas y Patentes, al menos, las barberías que operan dentro de las cuatro avenidas están todas en regla”.
Con respecto a las solicitudes de fiscalizarlas y añadir en el proceso a las que se han instalado fuera del cuadrante central, añade que “atendiendo a lo que dijo la contralora subrogante en la última reunión nacional de alcaldes, que se hizo en Santiago, es algo que ya estamos comenzando a planificar”.