En el Cementerio Parque Chillán fueron despedidos hoy al mediodía los restos del destacado docente Carlos René Ibacache, quien dejó de existir el lunes por la tarde a los 95 años. El querido profesor fue despedido en una sencilla, breve y poco concurrida ceremonia, debido a las medidas sanitarias impuestas por la autoridad por la pandemia del Covid-19.
A la ceremonia, a la que tuvo acceso La Discusión, asistieron familiares, además de su círculo de amigos y ex colaboradores más cercanos. Comenzó tomando la palabra una de sus hijas, Carmen Ibacache.
“Papito querido, no solo fuiste un gran intelectual y todo lo que Chillan sabe, fuiste un gran maestro, un gran sabio, pero más que eso siempre tuviste un noble corazón solidario y generoso, fuiste un ejemplo enorme toda la vida para mis hermanos, para mi, para tus nietos, para todo el mundo que se ha comunicado con nosotros y que nos ha expresado tanto cariño y tanto reconocimiento”, dijo su hija en medio de la emoción por el momento que fue acompañado por un tibio sol invernal.
Tras esta despedida, tomó la palabra su nieto. “Podríamos seguir hablando de los logros de mi abuelito. Eso es algo que le voy a contar a mis nietos y ellos a sus nietos. Algo que he estado pensando estos días, es que no imaginé que tu familia se iba a estar despidiendo de una forma tan especial, en un lugar tan bonito, con tanta gente diciéndonos a todos nosotros lo especial y potente que fue tu vida. Yo considero que haber vivido 95 años es más que un logro, es un regalo. Podríamos pensar de manera egoísta que te queríamos siempre con nosotros, pero así va a ser. Vamos a tener tu recuerdo por siempre con nosotros”, prometió.
“Parece que a Chile entero le doliera tu partida. Cuánta gente inspiraste, cuántos libros que sacaron lo mejor de una persona, sus talentos. Mi abuelo veía a los escritores, a los poetas. Cuando uno tiene el don de las letras vive en un contexto distinto y ese fue el don que tú tuviste. Siempre voy a agradecer tu talento. Elegiste una excelente mujer que enseñó a mi madre a ser excelente conmigo. Ahora yo en tu despedida la honro. Fuiste una persona que nos entregó mucho, ojalá donde quiera que estés, estés en paz y puedas disfrutar nuestro adiós”, finalizó.
Patricio Araya, familiar del docente, recordó también su vida ligado a la masonería. “Tu muerte, Carlos, se nos manifestó tempranamente. Nos interpelabas en tus últimos dos años de existencia. Su presencia era patente, avanzaba inexorablemente día a día, lenta y dolorosamente. En esta compleja relación que los seres humanos establecemos con el entorno, el acontecimiento de tu muerte emerge del mundo como una ola que viene a conmover las fibras de nuestra interioridad. Reaccionamos con lágrimas y dolor, con sentimientos que se depositan en las olas del devenir y se pierden como una gota de agua”, dijo.
“Podemos entonces segur la marcha del mundo y de nuestras propias vidas. Ahora estás o no estás. Antes de nacer, no podemos saber, solo sé que estuviste en este mundo y que tu presencia brilló intensa mientras estuviste con nosotros; que clavaste la bandera en la república de tu existencia, que gran parte de ti queda con nosotros, así como una parte nuestra, muere contigo”, precisó.