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Durante la jornada del viernes se desarrolló en la Catedral de Chillán la Liturgia de la Pasión, instancia de Semana Santa en que los fieles hacen un gesto de reverencia ante la cruz, como signo de gratitud y salvación. La actividad fue encabezada por el administrador apostólico de la Diócesis de Chillán, Sergio Pérez de Arce; y por el vicario general, Patricio Fuentes.
En su homilía, el administrador apostólico hizo presente “los rostros de Cristo sufriente que hoy son maltratados y heridos por el mal y el odio tan extendidos en la humanidad: pueblos que sufren guerras y violencias, grupos humanos que padecen hambre y abandono ante la indiferencia de este mundo opulento y desarrollado, niños con carencias básicas en sus familias y que tampoco son adecuadamente socorridos por los Estados, víctimas de abuso sexual y de poder en la iglesia y en la sociedad, migrantes y refugiados que a menudo encuentran discriminación y vulnerabilidad en sus nuevas tierras, personas calumniadas y tratadas injustamente por nuestros juicios y acciones”.
“Son tantas las expresiones de sufrimiento, en ellas vemos a Jesús compartiendo el dolor del mundo y sembrando una semilla de vida, que nos impulsa a una lucha sostenida por un mundo más humano”.
Finalmente, el administrador apostólico llamó a los fieles a cuidarse de la reverencia y el servilismo a los amos de este mundo: el poder, el dinero, el éxito, el beneficio propio, el bienestar a toda costa, la imagen propia. “Antes estos amos sacrificamos tantas veces la verdad, la justicia, el inocente, nuestra fe y valores preciados. Es fácil vender al inocente, es fácil que el precio lo termine pagando otro, con tal de conseguir lo mío sea como sea”, dijo.
Tras sus palabras, el administrador apostólico descubrió la cruz de madera y los fieles que repletaron la Catedral se acercaron hasta el altar para hacer una reverencia en señal de gratitud. La ceremonia continuó con el Vía Crucis que salió desde el templo para continuar por Constitución hasta la Avenida O’Higgins y Avenida Libertad de retorno a la Catedral, recordando las estaciones de la Pasión de Jesús.
La comunidad venezolana residente en Chillán fue parte especial de esta última actividad.