Diferentes estudios, incluida la última Encuesta Casen, muestran que Ñuble tiene una tasa de pobreza dura que bordea el 20%, revelando que las políticas públicas no han logrado reducir sustancialmente en los últimos años, lo que está directamente relacionado con la mala calidad de los empleos.
Las bajas tasas de inversión y un modelo de desarrollo orientado principalmente a la explotación de materias primas le están pasando la cuenta a la nueva región, donde existe una alta población rural que vive de la agricultura de subsistencia y con escaso acceso a servicios básicos, así como un elevado número de trabajadores con baja calificación y salarios que promedian el mínimo.
Sin embargo, cuando nos convertirnos en región muchos creyeron que había una oportunidad para enfrentar de manera distinta la pobreza de la zona, pues si bien la conformación de la nueva institucionalidad no reducirá la pobreza por sí sola, permitirá contar con herramientas para trabajar de una manera distinta las deudas que persisten en nuestro territorio, y que están asociadas a la desigualdad de oportunidades, y un alto déficit de capital humano y social que tienen su origen en causas de diferente tipo: económicas, sociales y culturales.
Por esta razón, si se espera otorgarles una adecuada solución, es importante comprenderlas integralmente. Una visión parcial solo conducirá a soluciones parciales y por ello se requiere que en el plano de las políticas públicas existan profesionales con formación dentro de las distintas áreas: economía, psicología, antropología cultural, sociología, ciencia política, etc.
Si bien el oficialismo cuenta hoy con buenos ingenieros y abogados, no cuenta con un número significativo de profesionales del área de la sociología o de la antropología cultural. La consecuencia de esto es que puede caer en un excesivo economicismo, el que si bien le permitirá resolver ciertos aspectos de los problemas sociales, conducirá solo a soluciones parciales, porque el economicismo, como cualquier “ismo” tiene un grave problema. Y no tanto por tener una mirada parcial de los problemas (propia de todas las disciplinas), sino más bien por la errónea creencia y pretensión de considerar que un problema, solo desde el punto de vista de esa disciplina, puede abordarse y resolverse plenamente.
Por ello, es imprescindible que este Gobierno y cualquiera otro que pretenda tener éxito, no se cierre dentro de un determinado “ismo” e integre a las distintas ciencias de la sociedad y de la cultura que se abocan a la resolución de los problemas sociales. Tomar en cuenta otras variables que no suelen ser consideradas en la escena política es una posición de pura sensatez mental que no debería admitir reparos.
