Señor Director:
Extrañamente -para este sujeto escritorvarios de nuestros siempre responsables ediles habrían puesto de manifiesto una vocación digna de Rodamantis, para que Tisifone azote en la plaza pública a la primera autoridad comunal por supuesta omisión o negligencia en fraudes al interior del municipio.
Algunos profesionales distinguidos de la abogacía local, le habrían hecho el quite a patrocinar una querella de liviana consistencia porque, y esto lo digo yo, es muy posible que como advertía sabiamente Nietzsche, los escombros puedan caer sobre los que quieren derribar la corpulenta estatua.
Algo parecido a lo que, como vaticiné por este mismo medio, finalmente ocurrió con los esperanzados acusadores del lado sur del estero de Las Lechuzas
La verdad, estimadas lectoras y lectores, es que mi resiliente paciencia jobiana -espero que no la suya- está con la aguja en la reserva del estanque de los sueños rotos por culpa de la poco divina comedia cotidiana en que se ha transformado la convivencia social y política de nuestro país. No quiero hablar de tragedia, porque a estas alturas suelo confundir al Dante con Virgilio y a Sócrates con Platón, ignorancia que me ha llevado a desconfiar de los fines perseguidos realmente por toda comisión, sea esta investigadora, constituyente o destituyente
En fin, alma que escucha, creo innecesario que nuestro Honorable Concejo imite las razones poco serias argüidas a destajo por el poco valorado hemiciclo mayor, pelotón inclemente que dispara sobre quienes por mandato del pueblo tomaron el timón de un carrusel político sin luces ni alegría; una rueda de la fortuna en la que no está permitido llorar. Entre un sueño y otro leo: “Para Sócrates, filosofar era sinónimo de dialogar, y para Platón también”. No ve, no le dije.
Miguel Gaete de la Fuente
