Señor Director:
El requerimiento presentado por la Fiscalía Nacional Económica (FNE) a tres empresas de transporte de valores (Brink´s, Prosegur y Loomis) del país por un caso de coordinación en la fijación de precios remece nuevamente al sector privado. Pese a que aún falta el pronunciamiento del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, de resultar cierta la acusación, nos encontramos frente a un delito grave que no solo defrauda a los clientes de estas empresas, sino que crea un profundo daño a todo el sector privado por atentar contra la base de sustentación del mercado que es la confianza.
Resulta preocupante que, de acreditarse estos delitos económicos, los ejecutivos involucrados hayan concurrido a un acuerdo de fijación de precios -que de acuerdo a la FNE ocurrió en los años 2017 y 2018-, al poco tiempo de que conociéramos uno de los casos de colusión más bullados del último tiempo, que afectó al mercado del papel tissue.
Este eventual caso de colusión corrobora la importancia de contar con una institucionalidad robusta en materia de libre competencia, la que en nuestro caso se ha destacado por un actuar técnico y sin sesgo político alguno o de otro tipo de consideraciones ajenas a su rol. Con un bajo presupuesto en términos relativos, la FNE ha ejercido un rol aleccionador para detectar y luego procesar a los involucrados en actos que atentan contra la libre competencia. Además, revela la importancia de contar con herramientas jurídicas que faciliten el trabajo de la fiscalía como la delación compensada.
Pese a que como dirigentes empresariales no nos corresponde en erigirnos en jueces de personas, porque para eso están los tribunales, sí tenemos que levantar nuestra voz para condenar sin ambigüedades prácticas que generan un daño profundo al sector empresarial, abonan a aquellos que intentan desprestigiar la actividad privada y que usan casos como éstos para reforzar corrientes ideológicas antiempresa. Es un llamado de atención a todas las empresas para instalar una cultura de integridad en toda la organización, con herramientas eficientes para detectar a tiempo malas prácticas y con liderazgos positivos que permeen en toda la organización altos estándares valóricos. Porque el actuar delictivo de los que lideran una compañía empaña de manera injusta la labor de cientos o miles de trabajadores, que ponen sus esfuerzos y sus sueños en la organización en la que se desempeñan.
Gonzalo Said
Presidente Fundación Generación Empresarial