Señor Director: La identidad y la mística conseguida tras más de 120 años de historia y de tradición formadora, de la cual la misma Dirección del colegio se vanagloria; y el profundo sentido de pertenencia y de gratitud que atesoran sus alumnos, exalumnos y toda la comunidad educativa; se han visto severamente dañadas debido a la lamentable falta de sensibilidad y de compromiso institucional frente a un acontecimiento tan trascendente para un(a) adolescente, como es ese esperado momento culmine de su formación escolar que se ha de coronar con el ritual de su licenciatura. Esa a la que no tuvo derecho la generación 2020 del Colegio Seminario Padre Alberto Hurtado; la cual aún abraza la ilusión de vivirla.
Las restricciones sanitarias – muy necesarias por cierto y argumento constantemente esgrimido por muchos para justificar el cumplimiento parcial de los programas académicos y de paso la calidad de la formación integral de nuestros hijos – hoy no son una excusa válida, ya que basta con observar cómo para un sinnúmero de instituciones escolares fueron solo un obstáculo que con determinación, “mística” e inteligencia fueron capaces de sortear. La calendarización de graduaciones grupales respetando el aforo máximo y la transmisión de ceremonias por medios telemáticos fueron algunas de las alternativas exitosamente implementadas.
Aun no pierdo la fe de que en estos tiempos emocionalmente complejos, una Institución tradicional e históricamente reconocida por la valoración y la formación integral de sus alumnos – “eje principal de su proceso educativo” según su misma misión institucional lo indica – reflexione y encuentre oportunamente la manera de saldar la gran deuda que hasta el día de hoy mantiene con sus alumnas y alumnos de la, ya lacerada, promoción 2020.
Patricio Poblete Caro Exalumno y apoderado
