En no pocas reparticiones públicas de Ñuble el concepto de “circo pobre” parece describir de manera gráfica la brecha de dotación de funcionarios, así como las limitaciones presupuestarias para desempeñar sus labores.
Oficinas en las que los funcionarios deben cumplir dos y más roles, porque sencillamente, “no hay plata para más personal”, profesionales y técnicos usando sus vehículos particulares para visitar los campos porque no existe un vehículo institucional disponible, carpetas que se acumulan esperando en el escritorio del colega que está con licencia por estrés, además de computadores obsoletos, de una época en que la planta funcionaria era prácticamente la misma, son el pan de cada día en los servicios públicos locales.
Es una demanda que se arrastra desde la creación de la región, razón por la cual, se afirma, con bastante respaldo, que la instalación de la nueva región está “incompleta”.
Como se recordará, el estudio de línea base desarrollado por la Universidad de Concepción, en 2014, estimó que la creación de la región de Ñuble exigiría contar con 1.700 a 2.400 funcionarios adicionales, una cifra que hoy, a pocos días de cumplirse cinco años de aquel hito, sigue lejana, pues mientras en el MOP se habla de un déficit de 40%, en otros servicios, como el SAG y el Indap, llegaría a 35%.
Precisamente ese estudio levantan como argumento desde la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) para reclamar por la falta de dotación -se estima un déficit en torno a mil personas-, demanda que desde 2019 a la fecha los ha llevado a sostener numerosas reuniones con autoridades, tanto en Chillán como en Santiago, lamentablemente, sin éxito. De hecho, ésa fue una de las principales demandas planteadas por la Asociación en el paro del 18 y 19 de julio pasado.
Y a propósito del sistema frontal de estos días, que ha obligado a destinar recursos humanos y materiales a atender la emergencia, tal como ocurrió en junio pasado, y también en febrero con los incendios forestales, el gobernador regional, Óscar Crisóstomo, igualmente alzó la voz para pedir al gobierno central “reforzar de forma inmediata a los equipos que están trabajando en la emergencia, porque ellos tienen que dejar de hacer su trabajo regular como la revisión de proyectos o la ejecución de obras y eso va a impactar la economía y la vida de las personas de nuestra región”.
La máxima autoridad regional reafirmó el diagnóstico que, a estas alturas, todos comparten, y llamó a replicar el modelo adoptado durante la pandemia donde se robustecieron los equipos de salud con personal extra. De lo contrario, advirtió Crisóstomo, los servicios públicos se transformarán en servicios asistencialistas dedicados a enfrentar únicamente emergencias, en alusión a la temporada de incendios que se espera para este verano.
No se trata de aumentar el tamaño del Estado porque sí, lo que se podría afirmar que sí ocurre en algunos niveles, en todos los gobiernos, principalmente para pagar favores políticos, y que sirve de argumento en contra de las pretensiones de la región, sin embargo, no se puede negar que la instalación de la región de Ñuble no estará completa en la medida que no se superen estas evidentes brechas de dotación de personal y recursos, una deuda que hace mucho más difícil responder oportunamente desde el sector público a las múltiples necesidades de la población.