Señor Director:
La relación entre la ciencia y el desarrollo de un país es innegable. Con este objetivo, en 2018 se creó en Chile el Mi-
nisterio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI). Sin embargo, la inversión en I+D se ha mantenido
en la vecindad de un escaso 0,34% del PIB. Medido en pesos, la inversión ha decaído en la última década.
La innovación impulsada por la ciencia crea nuevas oportunidades de mercado, fomentando la competitividad de
las empresas y generando empleo. Además, promueve la eficiencia en la producción, lo que puede reducir costos y
aumentar la productividad. En el ámbito social, tiene un impacto positivo en la calidad de vida de la población. La in-
vestigación médica, por ejemplo, ha llevado a la creación de tratamientos más efectivos, lo que reduce la mortalidad.
Asimismo, la investigación en ingeniería permite avanzar en estrategias para adaptarnos al cambio climático, usar
energías de fuentes renovables y diseñar sistemas para remover contaminantes, entre otros.
También es esencial que cualquier estrategia de crecimiento incluya medidas de sostenibilidad. Con esta mirada de
triple hélice, económica, social y medioambiental, es crucial garantizar que los beneficios de la investigación científica
estén al alcance de todos y no solo de una élite. Políticas de inclusión y acceso equitativo a la educación y la innovación
son fundamentales para avanzar a una sociedad más justa y próspera.
Dr. Lorenzo Reyes-Bozo
Decano de la Facultad de Ingeniería UA