A las 13:00 horas y con aforo limitado se realizó en la catedral de Chillán la misa fúnebre del padre José Luis Ysern de Arce, sin embargo, gran cantidad de personas se apostaron en el frontis del templo para dar el último adiós al sacerdote que falleció la madrugada del domingo a los 86 años.
El obispo de Chillán, Sergio Pérez de Arce, destacó que José Luis dejó una huella imborrable en los ñublensinos que conocieron su trabajo pastoral y educacional. Además, lo describió como una persona que supo entablar el diálogo entre diversas entidades y personas durante su trayectoria en la región.
“Me admira ver a personas ya no tan jóvenes pero que en su juventud y en otras etapas de la vida recibieron el ministerio de José Luis y los ayudó a crecer como personas, a conocer a Cristo, a abrirse a la comunidad, a un proyecto nuevo para todos y eso es muy propio o debiera serlo de un sacerdote o un cristiano, ayudar a formar el corazón, la consciencia y la libertad de los demás para poner nuestras vidas al servicio de los demás, y creo que en eso nos enseñó y nos enseña mucho. Recojamos ese testimonio de aportar a la vida de la comunidad en estos tiempos en que somos más individualistas, que nos cuesta construir con otros porque así nos acompaños y buscamos ese mundo mejor que todos queremos”, expresó.
Recordó que el cura llegó desde España, su país natal, para ser misionero y dar a conocer el evangelio, conectando también con la realidad de las personas.
“Lo más significativo de él es que logró conectar con muchas preocupaciones de la vida de la gente, muchas realidades diversas y allí anunciar y dar testimonios de Jesús, en eso que la iglesia siempre quiere que es dialogar con el mundo, la realidad de la gente y allí descubrir a Dios y que tenemos que caminar juntos con los demás. Creo que eso nos enseñó el ministerio de José Luis pero siempre como un testigo de la misericordia, la bondad del Señor que nos invita a construir un mundo mejor, donde toda persona sea respetada en su dignidad humana”, dijo el obispo de Chillán.
Juan Zúñiga, miembro del la Agrupación de Presos Políticos del MIR, recordó la valentía del sacerdote quien brindó apoyo a los perseguidos durante el tiempo de la dictadura.
“El padre José Luis es un personaje transversal. Hay un dicho que habla de aquellos que son útiles, importantes e imprescindible, precisamente el padre José Luis Ysern de Arce es de la especie de los seres humanos imprescindibles. Toda una vida, desde su infancia en España hasta el último de sus alientos, siempre estuvo en esa orientación de estar haciendo el bien por los demás, eso lo llevó a ofrecer con valentía su vida por cuidar la vida de otras personas en el año 1.973, acompañando a familiares de detenidos desaparecidos y del acompañamiento posterior en cada lugar que estaba. Ha cumplido su ciclo biológico pero su semblanza nos va acompañar siempre”, expresó.
Mientras que Susana Carrasco, quien se aceró para despedir a José Luis, destacó que “es un tremendo amigo, una gran persona, un hombre lleno de amor que solo entregaba luz. Fue un hombre muy bueno con la juventud, los adultos, todo el mundo y siempre tendió la mano, siempre hubo una palabra cálida. Ayudó sobre todo a la juventud, mi hija es una de las personas favorecidas que atendió en su centro, siempre dio lo mejor, no merecía sufrir tanto, solo Dios sabe que está descansando y nosotros lo vamos a recordar toda la vida con muchas vivencias y recuerdos hermosos”.
Tras la misa, los restos del padre español José Luis Ysern de Arce fueron sepultados en el Cementerio Municipal de Chillán.
Texto: José Ignacio Valenzuela / Antonieta Meleán