Si bien es cierto que la ciudad de San Bartolomé de Chillán se funda oficialmente el 26 de junio de 1580 por el Mariscal Martín Ruiz de Gamboa, el valle de Chillán había sido conocido por los aventureros soldados del destacamento del Capitán Gómez de Alvarado, en 1536. Llegaron con el propósito de explorar y no de fundar, siendo recibidos hostilmente en la batalla de Reinoguelén, la primera de la larga Guerra de Arauco, o Guerra de Chile.
Posteriormente, el valle comienza a ser ocupado por la Encomienda otorgada a Hernando de Huelva, en 1552, a través del despeje y roturación de suelos, trazado de senderos, acequiamiento, introducción de ganados y algunos cultivos. Para consolidar la seguridad del valle, y asegurar las comunicaciones con la Frontera, que ya era un territorio difícil, el Gobernador del Reino, Rodrigo de Quiroga, concibe la construcción de un fuete en las orillas del antiguo cauce del río Chillán, encomendando la misión a su lugarteniente y yerno, Martín Ruiz de Gamboa, en el invierno de 1579.
El precursor del nacimiento de la ciudad
El fuerte de San Bartolomé de Chillán fue precursor del nacimiento real de la ciudad. A comienzos de 1580, fallece el gobernador Quiroga. Ruiz de Gamboa debe partir a la capital para hacerse cargo del gobierno interino, dejando el fuerte a cargo de 90 soldados, comandados por el Capitán Fernando de Alvarado.
En pleno invierno de 1580, se produce la fundación oficial de la ciudad, la que según el historiador Córdova y Figueroa: “presenta un abreviado paraíso con cuantos agrados puede apetecer el deseo”.
Chillán estaba destinada a jugar un rol estratégico en los largos siglos coloniales, tal como se expresa en el Acta Fundacional: “Asegurar los caminos reales y el trato y comunicación con las ciudades de este Reyno, y por muchos otros provechos y utilidades”. Estas ciudades eran Concepción, Angol, y La Imperial.
Los primeros chillanejos
Resulta importante conocer el nombre de las primeras autoridades y vecinos: Fernando de Alvarado, Corregidor y Capitán de la ciudad; los Capitanes Francisco Jufré y Joseph de Castro, como alcaldes; los regidores fueron Francisco Ortiz de Atenas, Francisco de Tapia, Fernando Vallejos, Esteban de Lagos, Alfonso Gómez y Alonso de Valladolid; Diego de Barahona como procurador y mayordomo. Figuran también como vecinos: Diego de Aranda, Fernando Cabrera, Antonio Lozano, Diego Díaz, los hijos sucesores de Luis y Alonso de Toledo, Rafael Hernández Ginovés, Diego de Chávez, Lope de Landa, Román de Vega, Luis González y Francisco Soto. Su primer párroco fue mercedario, Francisco Ruíz. Así comienza la historia de Chillán, con sus éxitos y fracasos, sus alegrías y sufrimientos. Después llegaron otros españoles a la ciudad, como Francisco Riquelme de la Barrera, Cristóbal de Acuña y Olivera, Andrés de Contreras y Meza, Francisco Fritz, Alejo de la Fuente, Pedro de Mardones, Cristóbal Salvador y Salazar, Alonso de Quintana, Antonio de Bustamante, Juan Canales de la Cerda y Castro, Hilario Ferrada, Alonso Guerrero y muchos más.
¿Cuántos de los descendientes de esos privilegiados formaron las familias de Chillán?
A pesar del éxodo de 1655, debido a la destrucción perpetrada por los indios, la restauración de la ciudad en 1664, es una benefactora obra del Gobernador Ángel de Peredo. De allí su nuevo nombre “del Santo Ángel”, que los chillanejos jamás aceptaron.
En la nueva Acta Fundacional, del 1 de enero de 1664, aparecen otros precursores de la sociedad chillaneja: Luis de Godoy, Juan de Sepúlveda, Esteban Díaz de Fuenmayor, Juan de Meza, Francisco de Olivares, Pedro Sánchez de Amaya, Francisco y Jerónimo de Ocampo, García de Lagos, Miguel y Alejandro de Candia, Francisco de Saavedra, Martín del Pino, Alonso García de la Peña, Bartolomé de Benavides, Bartolomé Retamal Bermúdez, Juan de Soza, Felipe Vivanco, Luis Suazo, Manuel y Juan de Lagos, Antonio Ureta, Francisco y Bartolomé Hernández, Agustín de Tapia, Antonio Rodríguez de San Juan, Bernabé de León y otros precursores de la vida económica, política y social.
El tercer Chillán, la cuna de O’Higgins
El terremoto del 25 de mayo de 1771 determinó el traslado hasta el actual emplazamiento de Chillán Viejo, aunque el proyecto colonizador de los jesuitas se había iniciado con anterioridad a esa fecha. Este traslado, determinado por el Gobernador Ortíz de Rosas, había sido impulsado por conspicuos vecinos, entre ellos el exalcalde, Gabriel de la Barrera y el célebre cura-párroco Simón de Mandiola. Ese tercer Chillán es la cuna del Libertador de Chile, Bernardo O’Higgins y el escenario y campo de batalla de la Patria Vieja. Esta es la ciudad que nace bajo los pies de Nuestra Señora del Rosario, patrona de población tan noble e histórica.
El quiebre: reedificación o traslado
Un lamentable quiebre en la historia de Chillán se produce a raíz del terremoto del 20 de febrero de 1835, cuando el Gobierno del Presidente Prieto, decide el traslado de la ciudad hacia un nuevo emplazamiento, en un acto político sustentado mas que nada en las influencias sociales y económicas mas poderosas de su sociedad. La discusión entre reedificación o traslado, polarizó a la ciudadanía en dos bandos irreconciliables.
Los pobladores de menos recursos, los pobres de la ciudad, no pudieron trasladarse por el costo que ese acto implicaba, debiendo quedarse para transformar a esa importante parte de Chillán en un “Pueblo Viejo” o “Pueblo Arruinado”, como comenzó a llamársele tan despectivamente.
El letargo de Chillán Viejo se hace mas profundo con el progreso del Chillán Nuevo, beneficiado por la economía de la exportación cerealera. Para mayor desgracia de sus sufridos habitantes, se tomaron todas las medidas política-administrativas destinadas a sumir aún más a los chillanvejanos en una prolongada agonía. El siglo XIX es patético para el historial de Chillán Viejo.
La primera comuna de Chillán Viejo
Una luz de esperanza es la dictación de la ley de Comuna Autónoma, promulgada por el visionario Presidente Balmaceda, el 12 de septiembre de 1887, la que determinó la creación de la Comuna de Chillán Viejo. En 1888, el Presidente mártir visita Chillán Viejo, y el 10 de septiembre encabeza un solemne desfile para inaugurar el monumento al Libertador de la Patria, en la Plaza Isabel Riquelme. Parte de ese monumento es el monolito que aun luce orgulloso en el Paso de Piedra. Un momento de alta emoción se produjo cuando Balmaceda otorgó el grado de Subteniente del Ejército, al anciano Lucas Valdebenito, que había conocido personalmente a O’Higgins. El presidente visitó el lugar donde estuvo la casa materna del Libertador, de la que solo quedaban vestigios. Desde ese momento se inicia la campaña para su restauración, la que finalmente se concreta a finales del siglo XX.
La comuna comienza a funcionar desde el 12 de septiembre de 1895. Estaba compuesta por los distritos de Quilmo Alto y Bajo, Maipón, Chillán Centro, Las Canoas, El Bajo, Nebuco, Rucapequén, Linares, El Huape, Malloa, Huechupín, Colliguay, Quinchamalí, Confluencia y Río Itata hasta el Larqui.
Era una comuna mucho más extensa que hoy. Debió, nuevamente, luchar contra la escasez de recursos para implementar su desarrollo. El abandono seguía siendo su característica, así como también sus inconclusos proyectos, tales como la prolongación del tranvía eléctrico y el alumbrado público.
En 1927, el intendente don Armando Silva constataba la ineficacia de los servicios públicos y el abandono de sus espacios, plazas, calles y edificios. Por lo mismo a nadie inquietó su desaparición como comuna, en 1927, asumiendo las funciones el Alcalde de Chillán, pero vecino chillanvejano, don Guillermo Navas Silva. La comuna de Chillán Viejo duró tan solo 32 años. Lo propio pasó con la comuna de Cato.
El resto de la historia de Chillán Viejo es conocida. Luchar diariamente contra el abandono, el olvido y la desidia de las autoridades, tanto del Gobierno central como las de la comuna de Chillán. Siempre careció del apoyo necesario que permitiera su ansiado despegue.
Chillán viejo pudo saldar la deuda histórica con la restauración de la comuna en 1995, y con el alcalde Julio San Martín da sus primeros pasos como unidad territorial independiente. Así, hoy el Chillán Nuevo busca mayor modernidad con el Proyecto Bicentenario (2035-2039) mientras Chillán Viejo se transforma en una comuna pujante y esperanzadora, en su destino histórico de Cuna de la Patria.