Señor Director:
Hace algunas semanas, el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, visitó nuestro país y afirmó que Chile es un país “muy atractivo” para el desarrollo de energías renovables para el resto del mundo.
Frente al cambio climático y la urgencia por reducir la huella de carbono, el país tiene el desafío de ir integrando cada vez más energías limpias en sus operaciones, ya que además de ser positivo a nivel de sustentabilidad y consumo, es un insumo estratégico.
De acuerdo con estimaciones del Observatorio de Costos de Cochilco, su uso representa alrededor del 8% de los costos operacionales de la gran minería del cobre nacional, y un alto impacto en el consumo eléctrico del país. Asimismo, según autoridades de Gobierno, para 2023 se espera que el 63% del consumo de energía eléctrica de la minería del cobre, provenga de fuentes limpias.
Para continuar por la senda de la valoración internacional, Chile debe seguir avanzando hacia la incorporación de soluciones fotovoltaicas, paneles y torres móviles solares, entre otras herramientas que potencien industrias como la minería y la construcción. Las torres móviles, por ejemplo, pueden satisfacer la demanda energética de una faena minera y, a la vez, generar ahorros de hasta 7,5 millones de pesos en diésel al año. Como esta, existe un conjunto de alternativas sustentables destinadas a mejorar la eficiencia en rubros de alta complejidad, claves para el futuro de nuestra economía.
Nuestro país es uno de los cinco con mejor radiación en el mundo, un “paraíso solar”, y hay un gran impulso en inversiones para que la matriz energética migre desde el carbón a las energías renovables. Sigamos avanzando.
Gonzalo Vidiella
Socio fundador de Be-Energy