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Como una casa en la que no paran de hacer fiestas cada noche o el tener un vecino agresivo, pocas situaciones generan mayor estrés para un barrio que la presencia de perros agresivos con dueños que no se encargan realmente de ellos.
Hoy, la Ley de Tenencia Responsable de Animales se ha hecho mucho más presente en la conciencia colectiva, gracias a la acción de grupos animalistas y por los castigos y premios sociales con que en las redes sociales destacan a quienes cuidan o maltratan a sus mascotas.
Pese a esto, los problemas y las cifras asociadas al incumplimiento de esta ley pareciera resistirse a bajar.
Este año, solo en Chillán, las denuncias por tenencia irresponsable de mascotas superó los 237 casos, pese a que no todos se resolvieron en tribunales. Quizás los menos.
“Acá hay un problema de educación y de respeto. El tema de los perros agresivos que muerden incluso a niños, que atacan a los ciclistas o las personas que pasan en moto, es un tema que se repite y se repite en todas las reuniones de las juntas de vecinos a las que asistimos, y es algo que, además, he constatado personalmente”, dice Cecilia Henríquez, presidenta de la Unión Comunal de Chillán.
Según datos del Hospital Herminda Martín de Chillán, en la capital regional se registra un promedio de 150 atenciones de mordeduras de perro cada seis meses.
Así, mientras el año pasado terminó con 301 casos atendidos, el semestre pasado los heridos fueron 154. Pero no todos hicieron las respectivas denuncias en Carabineros.
“Lo peor de todo, es la negligencia y la indiferencia de los dueños. Hemos visto, por ejemplo, casos en los que una persona abre el portón de su casa para sacar el auto y en eso el perro sale y mordió a una persona que iba pasando. ¿Crees que el dueño se preocupó o por lo menos pidió disculpas?, nada, sencillamente entró al perro, se subió al auto y se fue como si nada hubiese pasado”, añade Cecilia Henríquez.
Una ley no cambia hábitos
Los problemas que trata la Ley de Tenencia Responsable de Animales apunta a diferentes situaciones en el sector urbano (generalmente asociado a perros mordedores) que a lo que se advierte en sectores rurales.
El juez Juan de la Hoz, del Juzgado de Policía Local de Ninhue advierte que “acá el cri-terio del juez es fundamental. Si bien la tenencia irrespon-sable de perros mordedores o agresivos no es algo que se transe y eso se debe denunciar, es diferente cuando se trata de los problemas que puedan generar otro tipo de animales”, advierte.
El abogado se refiere a fenómenos habituales y hasta aceptados en los campos como la presencia de animales ajenos en los predios de sus vecinos, el tránsito de caballos sueltos en las pistas de tráfico vehicular o las molestias que pueden producir el canto de los gallos, graznidos o mujidos nocturnos, lo sufucientemente sonoros para no dejar dormir a nadie.
“La ley, por ejemplo, prohibie la presencia de animales de criadero en sectores urbanos, sin embargo, en la parte urbana de los pueblitos rurales todo el mundo tiene sus gallinas, patos o unas ovejas. Entonces, si multas a uno, tendrías que multarlos a todos y en concreto lo que se debe entender es que una ley no cambia un hábito, esto tomará mucho tiempo”.
“Hay que pone mano dura”
Los perros mordedores o agresivos, incluso con otros animales, también suelen protagonizar debates completos por parte de los vecinos afectados, que en sus grupos de whatsapp suelen hacer lla-mados a la responsabilidad.
Pero no siempre hay respuestas favorables. A modo de ejemplo, un par de bullterriers fueron un dolor de cabeza por cerca de dos semanas para los vecinos de un condominio de parcelas en el camino a Coihueco.
Ambos fueron dejados en el lugar una vez que sus dueños decidieron cambiarse de casa, conformándose con ir a darles de comer cada dos días.
Sin embargo, con sed y hambre, ambos animales se salían de su predio para buscar comida, por lo que mataron pollos, patos y atacaron gravemente a los perros de dos vecinos, a una perrita galgo y a un pequeño poodle al que mataron.
“Ahí tuvieron que interceder los carabineros, que ubicaron a los dueños y los obligaron a llevárselos, pero después de eso, no hemos vuelto a tener problemas”, dijo César Mass, vecino del lugar.
Para Cecilia Henríquez, “encogerse de hombros o dar excusas malas ya no sirve. Creo que las autoridades tienen que poner mano dura de una vez por toda, espe-cialmente cuando los niños corren riesgo”.