Es grande la preocupación de que por causa de las fiestas de fin de año haya una mayor propagación del covid-19 en Chillán, que pronto cumplirá dos meses en la etapa 2 de Transición y aún no logra estabilizar los principales indicadores de la pandemia para avanzar de fase en el Plan Paso a Paso. De hecho, en las últimas dos semanas ha estado más cerca de retroceder a cuarentena general debido el aumento de casos nuevos y de personas con capacidad de contagiar el virus, como la disminución de la disponibilidad de camas de unidades de cuidados intensivos, que han llevado a las autoridades sanitarias a hacer enérgicos llamados a que el orden, la disciplina y la sensatez imperen en esta época.
Saber, por ejemplo, que el 70 por ciento de los contagios ocurren en los entornos familiares y el 20 por ciento en las aglomeraciones sin protección, que son comportamientos típicos de estas fiestas, exige sumarse al llamado a evitarlos por estos días. Y es que si bien ya se anuncia la aplicación de vacunas en otras latitudes, lo cierto es que en Chillán esto no se dará sino en el primer trimestre del año próximo, y en un grupo muy reducido de la población.
No en vano, desde la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) se hacen recomendaciones para que, sin dejar de celebrar, se pongan la vida y el bienestar por encima de cualquier condición. Y eso empieza por evitar a toda costa las reuniones con personas mayores, una medida que si bien atenta contra la tradición, puede ser salvadora.
No se trata de proscribir las festividades de fin de año. De hecho, es muy necesario que se realicen para revitalizar el ánimo de la comunidad, pero es fundamental eliminar las reuniones de más de 10 personas, y más si estas tienen lugar en espacios cerrados, en las que las mascarillas fácilmente dejan de cumplir con su función y la proclividad a los abrazos está a la orden.
Es muy importante asumir que toda actividad que implique cercanía se debe realizar en espacios abiertos y en donde exista la circulación del aire para evitar el efecto de los aerosoles, que se concentran de manera peligrosa en el ambiente.
La ingenua percepción de que la crisis está superada por el hecho de ver en Estados Unidos, Gran Bretaña o Canadá a personas recibiendo la vacuna, e incluso la sensación del año trágico que se va, este 2020 que llega a su final con todas sus tristezas y miserias, van creando en muchas personas la idea de una realidad deseada, pero no real; y podemos comenzar un 2021 con muchos contagios y muertes. No se puede bajar la guardia.
Hay que entender que nunca antes un factor inmanejable e impredecible atentó contra las tradiciones y también, insistir en que no se trata de eliminarlas por completo, sino de adaptarlas a las condiciones que hemos vivido este año.
Esperemos que las fiestas de Navidad y Año Nuevo no se conviertan, semanas más tarde, en ocasiones de arrepentimiento. El reto es que el año próximo las familias estén completas para celebrar lo que hoy hay que aplazar por culpa del covid-19.