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Casi un tercio de los chilenos ha tenido un trastorno psiquiátrico en su vida

La prevalencia de condiciones psiquiátricas clínicamente diagnosticables en nuestro país es preocupante. Casi un tercio (31,5%) de la población chilena ha tenido algún trastorno psiquiátrico a lo largo de su vida, con los trastornos de ansiedad -como el trastorno de pánico, la agorafobia sin pánico, el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno de estrés postraumático- como el grupo más común (16,2 %).

En el último año, una de cada cinco personas (22,2%) tuvo algún trastorno psiquiátrico, siendo los cinco más comunes la fobia simple, la fobia social (el temor a estar en situaciones sociales), la agorafobia (temor a estar en espacios abiertos), el trastorno depresivo mayor y la dependencia del alcohol (1). En otras palabras, estamos hablando de millones de personas, impacto que se amplifica si se considera que la mayoría vive con una pareja o familia. Por otro lado, la Encuesta Nacional de Salud del Ministerio de Salud 2016-2017 indicó que el 2.2% de las personas había pensado seriamente en suicidarse y que un 1.5% había hecho un plan para suicidarse en los últimos 12 meses (360.000 y 270.000 personas respectivamente).

Durante la década de los 2000, Inglaterra presentaba una situación similar, con el agravante de que estaban disponibles terapias psicológicas basadas en la evidencia, de probada efectividad, para la mayoría de dichos trastornos. El problema era cómo lograr que las personas afectadas con dichos trastornos pudiesen acceder a dichos tratamientos psicológicos.

Según establecieron los especialistas, el año 2006 comenzó el trabajo para mejorar dicho acceso. Los fundamentos para dicha iniciativa, descritos en el ‘Reporte sobre la Depresión: un nuevo trato para la depresión y los trastornos de ansiedad’ (2), incluyen el sufrimiento que los trastornos depresivos y los trastornos de ansiedad causan a mucha gente, que dicho sufrimiento es una forma importante de deprivación social, que la mayor parte de las personas no tiene acceso a tratamiento -con un enorme costo económico para el país y las personas-, y que existen tratamientos efectivos que se financian por sí mismos al reducir el costo económico que dichos trastornos causan. La solución propuesta en dicho Reporte (2), fue simple, pero de enorme envergadura: entrenar 8 mil nuevas y nuevos terapeutas de acuerdo con un plan de siete años, financiado y comisionado por el gobierno central. Así comenzó el Programa de Mejora del Acceso a las Terapias Psicológicas (IAPT por la sigla en inglés, PATP en castellano) en 2008.

Los trastornos psiquiátricos para los cuales existen tratamientos psicológicos cuya efectividad está demostrada científicamente y que son brindados por el PATP son, entre otros, los siguientes:

  1. Agorafobia (miedo o la evitación de situaciones como salir de la casa, estar en espacios abiertos o lugares concurridos o utilizando el transporte público).
  2. Trastorno dismórfico (una preocupación por un defecto imaginario en la apariencia o, en el caso de una anomalía física leve, la preocupación es marcadamente excesiva).
  3. Síndrome de fatiga crónica (una variedad de síntomas que incluyen fatiga, malestar general, dolores de cabeza, trastornos del sueño, dificultades de concentración y dolor muscular).
  4. Depresión (un estado de ánimo bajo generalizado, con pérdida de interés y disfrute en las cosas ordinarias, y una gama de síntomas emocionales, físicos y conductuales asociados).
  5. Trastorno de ansiedad generalizada (una persistente y excesiva preocupación (expectativa aprensiva) por muchas cosas diferentes, y dificultad para controlar esa preocupación, usualmente acompañado de inquietud, dificultades de concentración, irritabilidad, tensión y sueño perturbado).
  6. Ansiedad por la salud física o hipocondría (una preocupación persistente con la posibilidad que la persona tiene, o tendrá, un problema físico grave).
  7. Trastorno mixto de ansiedad y depresión (síntomas de depresión y ansiedad que no son lo suficientemente intensas para cumplir con los criterios para cualquiera de las condiciones descritas anteriormente).
  8. Trastorno obsesivo compulsivo (TOC) (la presencia recurrente de una obsesión (una propio pensamiento, imagen o impulso no deseado de la persona que repetidamente entra en la mente y es difícil deshacerse de él) o compulsiones (comportamientos repetitivos o actos mentales que la persona se siente impulsada realizar, a menudo en un intento de expulsar o “neutralizar” un pensamiento obsesivo).
  9. Trastorno de pánico (ataques repetidos e inesperados de ansiedad intense acompañada de síntomas físicos, con un marcado miedo a ataques futuros, lo que puede resultar en la evitación de situaciones que puede provocar un ataque de pánico).
  10. Trastorno de estrés postraumático (un conjunto de síntomas que se desarrollan en respuesta a eventos como abuso físico, sexual o emocional, accidentes severos, desastres y acción militar, con recuerdos angustiosos repetidos e intrusivos, desapego emocional y retraimiento social, evitación de situaciones que hagan recordar el evento traumático, y trastornos del sueño).
  11. Trastorno de ansiedad social o fobia social (un miedo intenso a las situaciones sociales que resulta en una angustia considerable y que impacta en la capacidad de la persona para funcionar en su vida diaria).
  12. Fobias específicas (un miedo extremo y persistente de un objeto específico o situación que está fuera de proporción con el peligro o amenaza real, tales como miedo a las alturas, a volar, a determinados animales, a ver sangre o recibir una inyección).

El Programa de Mejora del Acceso a Tratamientos Psicológicos (PATP) ha transformado el tratamiento de los trastornos de ansiedad y la depresión en adultos en Inglaterra y es ampliamente reconocido como el programa de terapias psicológicas más ambicioso del mundo y, solo en el último año, más de un millón de personas lo usaron.

El plan es llegar a los 1,9 millones de personas en el año 2024. Los servicios de PMATP tienen tres características:

  1. Se usan terapias psicológicas basadas en la evidencia, fundamentalmente Terapia Cognitiva Conductual (TCC), brindada por profesionales completamente capacitados y acreditados en TCC, adaptada al problema de salud mental y su intensidad y duración.
  2. Monitoreo regular de los resultados, para que la persona que recibe la terapia y quien la brinda tengan información actualizada sobre el progreso del individuo, apoyando un enfoque positivo y compartido de los objetivos de la terapia. Estos datos se anonimizan y se hacen públicos, lo que promueve la transparencia en el desempeño del servicio y fomenta su mejoría.
  3. Supervisión regular y centrada en los resultados, de modo que los profesionales reciben apoyo para mejorar continuamente y brindar atención de alta calidad.

A partir del año 2018, todas las organizaciones de salud locales en Inglaterra deben ofrecer servicios de IAPT integrados con los servicios de atención médica física, con la prioridad de centrarse en las personas con enfermedades de larga duración, pues dos tercios de las personas con un problema de salud mental también tienen un problema de salud física de larga duración, lo que aumenta el costo de su atención en un 45 % más que aquellos sin un problema de salud mental. Al integrar los servicios de IAPT con los servicios de salud física, el Servicio Nacional de Salud inglés busca apoyar a este grupo de personas y lograr mejores resultados.

“En Chile tenemos un serio problema de salud mental ya descrita más arriba, tenemos un Servicio Público de Salud con un importante desarrollo de la Atención Primaria y Secundaria, y podemos capacitar los recursos profesionales necesarios en los tratamientos psicológicos cuya efectividad esta establecida científicamente. Tal como cuando una persona tiene cáncer o sufre de un infarto al corazón espera que su tratamiento en todos los servicios de salud del país siga un mismo protocolo respaldado técnicamente, de la misma manera, quienes sufren de un trastorno psiquiátrico como los mencionados más arriba deben tener la seguridad de poder acceder a un tratamiento psicológico efectivo y basado en la evidencia. Es su derecho y es el deber técnico del Estado asegurar que así sea. Nos asiste la convicción de que es absolutamente posible implementar en nuestro país, con las necesarias adaptaciones, un Programa de Acceso a Tratamientos Psicológicos (PATP). Creemos que esto es una prioridad ética, razonable económicamente para las personas y para el país, y que es esencial para la realización de un enfoque integral de la salud de las personas.

Álvaro Barrera, Médico Psiquiatra, Fellow del Royal College of Psychiatrist, PhD (Cambridge), Máster en Neurobiología y Ciencias de la Conducta, Honorary Senior Clinical Lecturer (Universidad de Oxford), Consultant Psychiatrist (Oxford Health NHS Foundation Trust).

Rafael Sepúlveda, Médico Psiquiatra, Profesor Titular de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Profesor de Psiquiatría de la Universidad de Santiago de Chile y Universidad Mayor, Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Barros Luco.

(1) Vicente, Benjamin et al. “Lifetime and 12-month prevalence of DSM-III-R disorders in the Chile psychiatric prevalence study.” The American journal of psychiatry vol. 163,8 (2006): 1362-70. doi:10.1176/ajp.2006.163.8.1362

(2) The depression report: A New Deal for Depression and Anxiety Disorders, a report by The Centre for Economic Performance’s Mental Health Policy Group, London School of Economics and Political Science.

 

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