Señor Director:
Sin el afán de adelantar alguna tendencia con los datos globales ya entregados, ciertamente, entre las mediciones del 2017 y 2020, se aprecia un incremento sostenido de la pobreza y la pobreza extrema, agudizada por la precariedad laboral y de ingresos, pese a los esfuerzos por contenerla y atender las brechas de los segmentos poblacionales más vulnerables. Aquello refleja la dificultad de los instrumentos existente para una focalización más eficiente y, por otro lado, devela la mayor fragilidad y también la desigualdad para sobrellevar los efectos de la pandemia.
En las entregas anteriores, se ha criticado fuertemente el interés de distintos sectores por politizar sus resultados.
Por ello, desde la academia nos ponemos a disposición con nuestros recursos y conocimientos, para contribuir a la superación de nuestras diferencias o, al menos, dejarlas en paréntesis, desde una amistad cívica, en miras a un trabajo de gran envergadura, al que todos estamos llamados. Eso ya que el análisis técnico de la presente medición ayudará a examinar lo que está sucediendo con estos grupos, así como a buscar y definir explicaciones y herramientas que faciliten la formulación de políticas sociales eficientes, integrales y mejor focalizadas, que permitan recuperar los siete años de retroceso, en que se estima la actual situación de la pobreza en el país.
Claudio Riquelme Neira
Director Trabajo Social USS