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Carácter público de la universidad

Señor Director:

La Convención Constituyente deberá deliberar sobre el derecho a la educación, la libertad de enseñanza, la diversidad y autonomía de los cuerpos intermedios, incluidas las universidades, su naturaleza y rol en la sociedad. En particular, si el carácter público de las universidades, que condiciona el apoyo y regulación del Estado, depende del estatus jurídico de propiedad, o bien, se subordina a la finalidad de bien común en virtud de sus tareas misionales de docencia, investigación y vinculación con el medio.

En una reciente columna un conjunto de académicos de la Universidad de Chile, fijaron su postura: la nueva Constitución debe consignar que solo es pública la educación bajo responsabilidad del Estado, porque solo así se asegura el bien común y, en consecuencia, en universidades no estatales, el Estado no tiene ni el deber ni la responsabilidad de contribuir a su financiamiento.

El filósofo Jorge Millas decía que las universidades son “el hogar del pensamiento racional”. “Una comunidad de maestros y discípulos destinada a la transmisión y al progreso del saber superior; baluarte del conocimiento inspirado en la verdad y en la libertad. La universidad como conciencia crítica de la sociedad”.

Así entonces, ¿solo las universidades de propiedad del Estado están llamadas a expresar ese ideal de bien público? Lo público ¿solo existe cuando el Estado se constituye como tal y funda “sus” universidades? No tendría lógica. Históricamente, las universidades antecedieron a la creación de los estados modernos y a la propia Universidad de Chile le precedió la Universidad de San Felipe en virtud de una licencia dada por el rey de España.

La reiterada insistencia de algunos sectores en negar la dimensión pública a las universidades no estatales tiene su raíz en una mirada ideológica, excluyente y reduccionista: se cuestiona el derecho, legítimo por lo demás en un país libre y democrático, a que las universidades se identifiquen con un cierto ideario, sea confesional o de otra índole, lo cual es perfectamente compatible con una función pública. En el fondo hay recelos frente a la diversidad, que ha sido una de las riquezas del sistema universitario chileno, al convocar proyectos y perspectivas universitarias distintas, pero con una matriz y vocación pública común: formar personas, crear y transferir conocimiento y vincularse con la sociedad.

Carlos Williamson Benaprés

Rector Universidad San Sebastián

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