En el contexto de la COP25, la mayor conferencia mundial sobre cambio climático, que este año se realizará en Chile, tanto desde el mundo público como el privado se han planteado los principales desafíos del país en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), una medida urgente para frenar el calentamiento global, según la evidencia científica.
El Gobierno de Chile ha señalado que uno de los objetivos es que el país sea carbono neutral en 2050, vale decir, que el volumen de carbono que se capture sea igual o superior a las emisiones de CO2 a la atmósfera, para lo cual una de las medidas será la descarbonización de la matriz energética, reemplazando fuentes como el carbón y el diésel por energías renovables.
Es así como algunas empresas nacionales ya han definido sus desafíos ambientales de corto y mediano plazo, como Arauco, que el próximo año será la primera forestal del mundo en lograr la carbononeutralidad. En ese sentido, por la naturaleza de su negocio, basado en las plantaciones forestales, que cumplen la función de capturar el carbono de la atmósfera, el sector forestal está llamado a cumplir un rol protagónico en este objetivo país.
Sin embargo, pese a la potente herramienta de mitigación del cambio climático que representan los bosques, en el país aún existen cerca de 3 millones de hectáreas con aptitud forestal, la mayoría de los cuales se encuentra en proceso de erosión.
Chile se había autoimpuesto la meta de forestar 100 mil hectáreas, pero desafortunadamente, solo se alcanzarán 14 mil hectáreas, lo que constituye un fracaso y da cuenta de la necesidad de acelerar el tranco.
Es por ello que resulta clave reactivar una política de fomento forestal enfocada en los pequeños y medianos propietarios, replicando aquellos aspectos positivos del desaparecido DL701 que por cuatro décadas permitió expandir este sector, promoviendo el desarrollo de una industria que en la Región de Ñuble es el principal motor exportador.
En ese sentido, se valora la determinación del Ejecutivo en la confección de cinco proyectos de ley que apuntan a fomentar la forestación, tanto con especies nativas como exóticas, con énfasis en el apoyo a los pequeños y medianos emprendedores del sector, lo que a su vez permitirá abordar la escasez de materia prima a la que se está enfrentando la industria.
No obstante lo anterior, una política de forestación integral también debe incluir aquellas especies frutales mayores, como el avellano, el castaño, el nogal y el manzano, entre otras, que también cumplen un papel importante en la captura de carbono y están llamadas a ser protagonistas de la reconversión del agro.
Si bien enfrentar el cambio climático requiere de políticas audaces, urgentes y mucho más amplias que la forestación, plantar árboles sigue siendo una de las herramientas más eficientes, por lo que contar con subsidios de fomento al sector forestal y al frutícola marcará la diferencia en el logro de este objetivo.